Agencia de Noticias UPB - Bucaramanga.
Desde el inicio de la pandemia del COVID-19, lo que antes era rutina y costumbre se convirtió en un reto difícil de lograr.
Por estos días hacer compras, ir al trabajo, asistir a la eucaristía o ir a clases, se han convertido en momentos extraordinarios y prohibidos, haciendo que el contacto social se disminuya a puntos extremos.
Sin embargo, no todo está tan mal. Esta nueva dinámica social ha generado otras que conllevan grandes cambios actitudinales y de pensamiento, así como el desarrollo de nuevas habilidades humanas, técnicas y tecnológicas, para hacer que el mundo y la vida sigan su curso.
La necesidad del contacto y de mantener a flote los procesos que hemos venido desarrollando de manera cotidiana, ha traído consigo una nueva ola de creatividad y desarrollos marcados por el mismo factor: la virtualidad.
Es así como vemos sacerdotes, y al propio Papa Francisco, celebrando eucarísticas frente a un celular, conectándose con la fe de sus seguidores a través de las redes sociales.
Estudiantes y docentes desarrollan clases y resuelven dudas, no frente a u tablero de exposición, sino mediante plataformas que antes eran ajenas y extrañas; padres de familia asisten a reuniones de colegio mediante plataformas digitales; ciudadanos de a pie tratan de pagar sus servicios públicos vía internet y compran productos básicos a través de portales web.
De esta manera, las nuevas dinámicas han propiciado un proceso de adaptación y cambio que conlleva nuevas dinámicas.
Frente a esta situación, la Universidad Pontificia Bolivariana ha replanteado metodologías e implementado una nueva relación para el ejercicio académico, que está respondiendo con las necesidades institucionales.
Mediante plataformas como Microsft Teams, Moodle, Zoom, y las herramientas digitales multicampus, así como con la aplicación de tecnología un poco más tradicional como Skype, whtassap y Facebook, los docentes y estudiantes han tenido comunicación permanente, y han continuado con las actividades académicas de la mejor manera.
Es un reto muy grande para todos nosotros el implementar un sistema totalmente virtual. Si bien no estábamos esperando una pandemia de estas dimensiones, la Universidad se había venido preparando para la implementación de estrategias virtuales que han sido de gran utilidad en estos momentos, y con la que hemos podido responder y salirle al paso a nuestros estudiantes y a las exigencias del proceso académico”, resaltó el Pbro. Gustavo Méndez Paredes, rector de la institución.
Agregó además “este es un trabajo en equipo que estamos compartiendo con toda nuestra familia UPB, de la cual, los estudiantes son una parte fundamental. Para ellos y por ellos, estamos volcando todos nuestros esfuerzos y recursos humanos y tecnológicos, buscando su bienestar y salir adelante en esta coyuntura que nos ha presentado el mundo”.
Y se hace referencia, precisamente, a un mundo que está cambiando gracias a la pandemia, y cuyo cambio está siendo mediado por la virtualidad.
Los elementos virtuales se han convertido, hoy por hoy, en algo tan básico y esencial como los mismos servicios públicos. Es difícil para muchos, concebir un hogar sin internet o un celular sin acceso básico a las redes sociales.
Sin embargo, y pese a la contradicción que ha generado para muchos la cuarentena de prevención y la falta de la presencialidad en las relaciones humanas, la crisis está conllevando un cambio de mentalidad y accionar que no se hubiera podido dar de otra manera.
“En medio de esta crisis, lo que nos está sucediendo es algo maravilloso. Le estamos dando un respiro al planeta y además estamos explorando áreas de nuestro propio ser que no estaban activas, dado que estábamos viviendo en una zona de confort. Ahora debemos salir de esa zona de descanso y activar la mente para llevarla más allá de las fronteras que nosotros mismos nos hemos impuesto. Gracias a esto, y a la maravillosa herramienta mental que Dios nos ha concedido, vamos a superar con éxito esta crisis y habremos aprendido, además, a interactuar y vivir nuestra vida en una nueva dinámica social, económica, cultural y educativa marcada por la virtualidad”, expresó el sociólogo José Gustavo Quintero Mejía, docente del dpto. de Formación Humanísitica de la UPB Seccional Bucaramanga.
En esta medida se destaca, entonces, la gran capacidad adaptativa con la que contamos los seres humanos, la cual nos ha permitido, a través de esta particular circunstancia readaptarnos a las novedades del Siglo XXI, marcadas por la tecnología y las telecomunicaciones; permitiendo a la sociedad hacer un alto para verse, redescubrirse y apreciar la existencia desde diferentes puntos de vista.
Finalmente, sin pretender reemplazar el contacto humano por las redes sociales o las conexiones a internet, se puede sugerir que la huella que dejará el COVID-19 en cada una de las personas que lo ha sufrido, directa o indirectamente, es un aprendizaje que está preparando a la humanidad para enfrentar nuevos retos y para retomar las actividades normales de manera más consiente y responsable, frente a nuestro entorno y a nosotros mismos.
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