Una noche para celebrar la vida y la muerte

Disponible en:Medellín28 oct. 2020

Agencia de Noticias UPB – Medellín. Durante mucho tiempo, en distintas partes del mundo se celebra el 31 de octubre y el 2 de noviembre sin conocer a profundidad su origen o significado. Por esto, los historiadores Ramón Maya y Claudia Avendaño, docentes de la UPB, realizaron un conversatorio en torno a temas como los caramelos, las brujas, el ajo o la cebolla y demás elementos que son característicos de estas festividades y que cargan en ellos un legado histórico de miles de años.

 
Vida y muerte
Conceptos como los santos, los demonios, la luna, la salvación, el cielo y el infierno son frecuentes en aquellos relatos fantásticos que caracterizan el día de las brujas, todos ellos resultando de las interpretaciones de la vida y la muerte. Este último siendo de gran relevancia para las construcciones de las fechas del 31 de octubre y el 2 de noviembre. Claudia Avendaño, historiadora y docente de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la UPB, explicó que estas celebraciones se remontan hace más de 8.000 años con los pueblos Celtas. “Los pueblos Celtas se regían por un calendario lunar y las fiestas empezaban por la noche. Esa noche del 31 era, para ellos, el Samhain, el fin de las cosechas, el fin de la vida; y empieza la muerte lentamente a caer sobre la tierra”.

Para estos pueblos, el último día del mes de octubre significaba el fin del año. Una época fría y lúgubre donde la muerte se veía más cercana que nunca por el comienzo del invierno. Si bien en la actualidad seguimos un calendario solar y algunas prácticas del pasado ya no existen, los pensamientos sobre la muerte en la tierra siguen vigentes. Estas prácticas Celtas, según Claudia, tenían un carácter religioso que se fue transmitiendo e interpretando entre las diferentes culturas: “Lo que hacen es una especie de imbricación. Terminamos confundiéndonos y construyendo en común con lo que se hace del pasado”. 

Estas construcciones permitieron tejer una mirada de la vida y la muerte como algo que siempre va a estar acompañando al ser humano. Pero, por otro lado, la cercanía con la muerte también impulsó al hombre a recordar a sus ancestros y sentir que seguían con ellos; a respetarlos y honrarlos porque son parte del origen

Una noche de mujeres: vida, muerte y comida

Actualmente, la figura femenina más famosa del 31 de octubre es la bruja, aquella viejita con nariz puntiaguda, verrugas, pelo canoso, túnica negra, gato y escoba; un ser maligno al que nadie se debe acercar. Sin embargo, en la antigüedad, las mujeres, esas brujas, eran concebidas como el símbolo de la vida y la muerte. 

Tal como lo explica la historiadora Claudia, los pueblos antiguos pensaban que la vida y la muerte eran dadas por el vientre de una mujer; todo nace del vientre de la tierra, de los animales o de las personas y al morir volverán a ese vientre de la madre tierra. “Era una condición donde las mujeres son las que van a invocar a los muertos porque su vientre los ha tenido y se considera que esa condición de dadoras de vida también puede conducir a los muertos”, enfatizó Claudia. 

A través de las artes femeninas, fundamentalmente la cocina, las dadoras de vida lograban atraer a sus ancestros.

Las mujeres preparaban pan y bebida para saciar el hambre y la sed de los muertos, además de preparar postres con el relleno de las calabazas, aprovechando su cáscara para convertirlas en un farol y así guiar a los difuntos para encontrar su camino. 

 
Alimentos antimonstruos

Las mujeres también fueron las encargadas de hacer famosos los alimentos como la cebolla, el jengibre y los ajos para ahuyentar a los fantasmas: colgaban estos alimentos de gran olor para espantar o tener retenidos a aquellos espectros que no eran deseados (y ya después la cultura convirtió esta tradición en un arma letal contra vampiros, brujas y hombres lobo).  "Son las mujeres Celtas las que manejan el huerto, son las que cocinan, son las que dan la vida, son las que llaman ese 31 de octubre para que los muertos puedan descansar en paz. Sigue siendo la madre, la hermana y la hija que se preocupa por sus familiares, y por eso es noche de mujeres”, expresó Claudia Avendaño. 

El país de las calaveras

 
Catrina
México es uno de los países que más arraigado tiene la celebración de la vida y, sobre todo, de la muerte. Este país latinoamericano celebra el 2 de noviembre el Día de los Muertos reuniéndose en familia alrededor de la tumba de sus ancestros, celebrando con comida esta festividad sagrada.

"Las tradiciones indígenas lograron encontrarse culturalmente en esa bella puerta que representa el paso de la noche a la luz; de los dioses de la oscuridad, la luna, a los dioses de la luz, el sol; de la tierra al cielo. Lo han visto como un momento de festividad, no por el castigo ni la desaparición del que se fue, sino de la posibilidad de mantener la relación y el encuentro”, expresó Ramón Maya.   

A pesar de los años que han pasado desde la conquista, hay ciertas tradiciones que México todavía conserva y lo que, según Claudia Avendaño, hacen de esta celebración tan distinta a la de los demás cristianos:  

  • Ir al panteón: irá toda la familia e incluso se hacen actos de presentación de nuevos integrantes del árbol familiar en la tumba.
  • El chocolate y el pan: esta celebración no contempla el licor, sino chocolate, que viene del mundo prehispánico. Según Claudia, el chocolate se cree que es una bebida que te devuelve a la vida y esto es justamente lo que se busca ofrecer a los difuntos. El pan también juega un papel fundamental, donde en esta fiesta se permiten moldearlo en forma de calavera para mostrarles la belleza a pesar de la muerte. 
  • Peticiones a los muertos: según la historiadora, en México se tiene la creencia de que los muertos están más cerca de los dioses y, por lo tanto, los dioses los podrán escuchar. 

La estética del contemporáneo triqui, triqui

Toda la simbología que conocemos de la calabaza, la luna, la noche, los gatos, la comida y ese fenómeno del solsticio con días más cortos y noches más largas, si bien son la construcción de una tradición antigua, es importante resaltar que muchos de estos símbolos son utilizados por una cuestión de consumismo y que, según Claudia, carecen de sentido

 
Noche

Pero entonces, ¿cómo llega este ritual? Tras una gran hambruna que recorría a Europa en el siglo XIX, varios irlandeses pobres se vieron obligados a viajar a las costas de Estados Unidos y llegaron con sus prácticas. Claudia Avendaño describió que la estética de la bruja se empezó a construir en torno al aspecto físico de una irlandesa pobre y vieja: ropa oscura, muy abrigada para el frío, pelo canoso y nariz puntiaguda. Estas mujeres, que por su edad se consideraban las más sabias, les enseñaban a los niños a respetar y continuar con sus tradiciones y, como premio por su buen comportamiento, les regalaban manzanas bañadas en caramelo. 

Claudia explicó otros aspectos como que el color naranja es por la calabaza, y que el color negro está dado por las vestimentas de la mujer y de la oscuridad de la noche. Al final, son reminiscencia de muchos elementos antiguos que, a través de la tradición oral y las interpretaciones de las culturas, se han convertido en el tradicional día de brujas.

Por Laura Gómez Londoño. Agencia de Noticias UPB.

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