Agencia de Noticias UPB - Medellín. Un 8 de marzo de 1857 se produjo en Nueva York un acontecimiento que marcaría la historia de la lucha de la mujer ante la equidad de género. 166 años después las mujeres continúan luchando por conseguirlo, logrando destacarse en diferentes áreas, con perfiles que dan ejemplo de liderazgo, pasión por sus sueños y que aportan desde el conocimiento, el trabajo por la vida y la construcción de un país más justo y equitativo.
Angélica María Serpa Guerra es Ingeniera Agroindustrial de la Universidad Pontificia Bolivariana, cuenta con una experiencia de 10 años en el ámbito investigativo, es magíster en Innovación Alimentaria y Nutrición de la Universidad de La Salle y hace dos años recibió el título de doctora en Ingeniería de la UPB.
Angélica se ha mostrado interesada por la ciencia y la investigación, pues considera que en estos ámbitos encuentra una solución a su necesidad de entender el mundo que la rodea y así poder aprender durante toda su vida. Ahora, trabajando de la mano de la coordinación del Laboratorio de Procesos Agroindustriales, destaca y se enorgullece de la manera en la que la academia se ha transformado para ser un espacio cada vez más diverso y equitativo, permitiendo la formación de mujeres líderes y entregadas a la investigación.
Además de la investigación, Angélica disfruta de la lectura, el cine y de pasar tiempo con su familia, por lo que ha logrado equilibrar la maternidad y su profesión, logrando asumir con entereza el papel que cumple desde su rol en los procesos que se adelantan en la academia. Sin embargo, para Angélica todavía falta como sociedad el poder superar las barreras que surgen en términos de equidad, para poder romper con la idea de que la maternidad es ajena a la investigación.
La investigadora espera seguir aportando desde la investigación a una transformación que posibilite cada vez más espacios en la ciencia donde se motive la participación, liderazgo y acción femenina.
Mariana tiene 21 años, es abogada recién graduada de la UPB y en la actualidad labora en una firma de abogados. Se ha caracterizado por su sensibilidad artística y su liderazgo en los procesos sociales y académicos, por lo que desde su carrera se acercó a diferentes dinámicas que la permitieron interrelacionar el arte con el derecho. Así, logró dar clases de pintura en la Fundación Solidaria, donde se le otorgaría, en vínculo con la Cooperativa Microempresas de Colombia, una beca del 70 % para finalizar sus estudios.
Aunque en un inicio quería estudiar literatura por su afición por la escritura, eligió derecho, pues su campo de acción llamó su atención. La Universidad Pontificia Bolivariana siempre fue su primera opción, ya que tanto su pénsum como su enfoque humanista compaginaban con la idea que Mariana tiene del derecho, idea que pudo plasmar en su tesis sobre justicia restaurativa y la necesidad de replantearla en Colombia, y por la que fue merecedora del grado de honor.
Actualmente, Mariana se encuentra realizando una especialización en Proceso Penal y espera seguir contribuyendo a la construcción de un país más justo y equitativo, en el que las mujeres se puedan apropiar de estos espacios de liderazgo.
Manuela Ricaurte Ortiz es Enfermera de la Universidad Pontificia Bolivariana. Desde pequeña se proyectó como profesional en el área de la salud porque le interesaba un cuidado más humanizado por los demás. Esa pasión y entrega por el otro hoy la convirtió, a sus 25 años, en jefa de enfermeras en la Unidad de Cirugía Obstetricia de la Clínica Universitaria Bolivariana.
Manuela es una mujer comprometida con su profesión, siempre entrega todo su conocimiento para poder lograr el progreso de cada uno sus pacientes. En su cargo dirige, con otra enfermera, a 38 auxiliares de enfermería de la unidad, labor que desempeña con liderazgo, compromiso y un buen trato con los demás. Resalta de su equipo de trabajo la disposición y compañerismo para lograr resultados positivos.
Entre las principales pasiones de Manuela se encuentra la ginecobstetricia, el cuidado binomio madre e hijo, el cual puede desempeñar en su rol como jefa de enfermeras de la unidad. Para ella, “el conocimiento es lo más importante”, por eso continúa enriqueciendo sus capacidades y habilidades con cursos, diplomados y está en la búsqueda de su especialización, con el fin de brindarle una mejor atención a sus pacientes.
Las enfermeras de la Clínica, como Manuela Ricaurte, tienen turnos de 12 horas diarias, tiempo en el que realizan una labor invaluable por la salud de las personas. Manuela está consciente de que debe mantener una actualización constante para ofrecer un cuidado digno y de calidad a los pacientes, incidiendo en su recuperación y con el objetivo de siempre darle una noticia positiva a los familiares y, así, seguir llevando en alto la labor de esta profesión, históricamente ocupada por mujeres.
Por: Yessica Pérez Gómez y Juliana Hernández Escobar - Agencia de Noticias UPB
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