Agencia de Noticias UPB – Medellín. El desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones ha tenido un acelerado perfeccionamiento en los últimos años y ha traído consigo una reconfiguración de la forma como los seres humanos interactúan entre sí y con su entorno. A su vez, el ejercicio de gobernanza y la relación entre gobernantes y gobernados ha ganado un nuevo territorio para la puesta en común de ideas: el ciberespacio.
Si bien las redes sociales son canales que permiten la interacción entre personas, su uso en el ámbito político conlleva responsabilidades en su manejo que deben ser tenidas en cuenta para una adecuada gestión.
El profesor Manuel Alcántara Sáez, politólogo español y profesor visitante de la Universidad Pontificia Bolivariana, durante su intervención en la Cátedra abierta de investigación: tecnología y participación democrática, destacó varios aspectos que median la relación entre las TIC y la política, sin dejar de lado la inteligencia artificial que en los últimos años ha tomado fuerza albur de la digitalización global.
1- La identidad. El demos, sujeto de la política, se determina por su participación dentro de una colectividad, llámese municipio, claustro universitario o Estado-nación y que se enfrenta a procesos electorales.
Esta identidad del demos es afectada por las TIC. Con los grandes avances tecnológicos el panorama al que se enfrenta es cada vez más vasto y en el que en vez de unir grupos, promueve la individualización. “En términos Orwellianos, hoy, cada uno de nosotros se identifica con un número, el del celular, porque es el que nos mantiene conectados con el mundo. Esto nos da una capacidad a los individuos que podemos denominar como una especie de empoderamiento. No se necesita a la comunidad física porque se tiene una virtual que es fragmentada y de la cual se puede entrar o salir a discreción; situación que no se presentaba en tiempos en que las identidades se formaban con base en la interacción presencial.”, afirma el profesor Alcántara.
2- Legitimidad. A través de ella se da título al poder. La legitimidad no se impone, se recibe por parte de aquellos que se la dieron mediante su designación, por don o mediante un pacto. Sea cual fuere, la legitimidad se basa en la confianza que se tiene en la persona legitimada y en la representación que hace de sus legitimadores. El orden político se fundamenta a base de confianza.
¿Cómo generar confianza?
Al respecto, el profesor Alcántara indica:
Y es que en tiempos en los que la confianza se gana o se pierde por la injerencia de las TIC, al tener implícito ese componente de individualización y virtualidad, los votos de confianza pueden ir de un bando a otro por esa falta de empatía que se generaba en espacios de diálogo presenciales de los grupos políticos en los que el ambiente se tornaba propicio para la adhesión a los mismos.
3- La representación y la participación. En la democracia siempre se pensó en los partidos políticos como entes que tenían entre sus funciones conectar a la ciudadanía con el gobierno mediante programas que reunían sus necesidades.
El reto de las nuevas TIC frente a la participación democrática estará centrado en la capacidad que tengan los gobernantes para legitimarse a través de la confianza que logren generar, teniendo presente el factor de memoria que estas nuevas herramientas suponen donde todo lo que se hace o dice queda almacenado en algún lugar del amplio ciberespacio.
En la Cátedra abierta de investigación de la Escuela de Derecho y Ciencias Políticas, el profesor Manuel Alcántara Sáez y la profesora Beatriz Elena Marín Ochoa, abordaron la tecnología y la participación democrática mediada por las TIC desde una mirada académica.
Por: John Gutiérrez Martínez – Agencia de Noticias UPB
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