Agencia de Noticias UPB – Medellín. Un grupo de estudiantes de Comunicación Social – Periodismo de la UPB asumió la tarea de documentar las experiencias de las mujeres que hacen salsa en Medellín. Como resultado de su trabajo, presentaron el cortometraje documental Palpitando en salsa, que tiene una duración de catorce minutos y presenta a ocho mujeres que se han destacado tocando este género musical en la ciudad.
El relato que cuentan las mujeres a través del documental comienza con la historia de la salsa local, un tema del que se ha hablado mucho, pero pocas veces desde la perspectiva femenina. A continuación, las protagonistas ahondan en sus relaciones personales con la música, sus logros y las sensaciones que han tenido durante sus carreras musicales.
Para la directora del proyecto, María Camila Acevedo Tangarife, la producción del documental implicó varias sorpresas.
Que haya habido cambios no quiere decir que las mujeres tengan un camino fácil dentro del género. Camila también fue enfática al decir que todavía está muy presente la imagen del hombre tocando los instrumentos y que las voces a las que los oyentes están acostumbrados son masculinas.
Comentó que una de las entrevistadas, la pianista Ana Saldarriaga, mencionó que se espera que las vocalistas en la salsa siempre sean contralto, el tipo de voz femenina más grave, como es el caso de Celia Cruz. “Si no eres contralto, se va a escuchar raro, porque, como siempre nos hemos acostumbrado a que en la salsa estén los hombres con esas voces tan graves, la mujer que tiene una voz aguda se escucha diferente”.
Aun así, Camila Acevedo resaltó que, a pesar de las dificultades, “ellas sí han hecho cosas, han grabado discos, han tenido presentaciones, están en muchas orquestas. Son unas tesas y las reconocen. Tal vez no tanto, pero sí están forjándose un camino”.
A pesar de los avances que han logrado en sus carreras, son pocas las personas que conocen a mujeres que toquen salsa en Medellín. Parte de lo que el equipo quiso transmitir en el documental fue la sensación de que ellas están presentes, pero no se ven.
La directora de arte, Karen Jiménez, explicó que, a lo largo de la mayor parte del documental, las tomas aparecen proyectadas en un velo para evocar la invisibilidad.
Camila complementó la idea de Karen al decir, acerca del montaje, que fue una decisión intencional ocultar los rostros hasta el final. Hasta entonces, solo se escuchan sus voces, mientras en el velo se proyectan tomas cuidadosamente escogidas que reflejan los recuerdos y sentimientos de las mujeres por la música.
Antes de revelar el aspecto de las protagonistas de la historia, se escucha la canción Mujer divina, obra escogida por las entrevistadas, interpretada por ellas mismas, y se hace referencia a que la imagen que se formaría en la imaginación de la mayoría de las personas es la de una orquesta de hombres, pero no es así.
La idea inicial que tenían quienes planearon el documental era que al final las músicas tocaran El día de mi suerte, para representar el anhelo de triunfar. Sin embargo, con los logros que las entrevistadas ya habían tenido, sentían que su día de suerte había llegado y que preferían celebrar su presencia, como mujeres, dentro del género musical. “Sentíamos que ellas algún día iban a tener el día de su suerte, pero descubrimos que ya lo tenían, y que ellas eran mujeres divinas, que cantan y que tocan instrumentos y que les gusta hacer eso en pro de la salsa”, explicó Jiménez.
Tal como sucede en el documental, los ojos han empezado a abrirse y los velos a levantarse. Aunque no son tan conocidas en la ciudad, dentro del nicho de los amantes de la salsa han obtenido fama.
Algunos espacios que les han permitido darse a conocer con su música son las orquestas, como la Percuescuela y Medellín Charanga. Además, las redes sociales han sido un instrumento que las ha ayudado a conectarse con un público más amplio.
Con este proyecto, en el que, además de María Camila Acevedo y Karen Jiménez, participaron los estudiantes Paola Liliana Girón, Irina Petro de León, María José González, Julián Castro y Samuel Alejandro Osorio, las mujeres que hacen salsa en la ciudad tuvieron una nueva oportunidad para mostrar que no solo existen y son visibles, sino que la música palpita dentro de ellas.
Por: Juan Daniel Arias Mejía – Agencia de Noticias UPB.
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