Cualquier economía a cualquier escala colapsará mientras el ritmo de consumo sobrepase el del ingreso disponible. En las familias esto sucede con frecuencia ya sea porque los salarios e ingresos de las personas que la constituyen no son suficientes, o debido a que el ritmo de consumo no se ciñe a un presupuesto bien elaborado de las necesidades básicas de las familias.
Las familias o personas no tiene un planificación financiera adecuada y gastan excesivamente de forma improvisada en pequeñas cosas del día a día, las cuales parecen sencillas, pero que sumadas, representan un gasto total enorme. Adicionalmente, la falta de educación financiera hace que seamos reacios a instrumentos y sistemas financieros adecuados.
Otros de los grandes problemas existentes es el gasto presente versus el gasto futuro. Las personas prefieren gastar en presente o consumir en presente en lugar de consumir inteligentemente pensando a futuro. Compran cosas a precios bajos de cuestionable calidad y no consumen bienes un poco más costosos que tengan mayor vida útil, esto engrosa el círculo vicioso de remplazar los artículos cada vez más seguido.
Finalmente, se debe mencionar el hecho de que, se está pensando más en el consumo o gasto y no en la generación de ingresos adicional para mejorar el bienestar. Se piensa en generar ingresos adicionales cuando ya la situación se hace difícil y entonces se convierte en una necesidad más que en un proyecto de vida.
Principales causas que hacen que una persona se endeude:
El rigor y autocontrol que necesita mantener a flote la economía de una familia es casi siempre subestimado en nuestra región, sobretodo hoy en día cuando existe una cultura de consumo de lo nuevo y rápida obsolescencia de las cosas que compramos. Esto muchas veces presiona a las personas a consumir más de lo que ganan.
Asimismo, el capitalismo hace bien su trabajo vendiendo la idea de que la curva de productividad de las personas es ascendente a lo largo de su vida (sueño americano de que todos podemos hacernos ricos) lo que da el mensaje erróneo de que uno puede hoy consumir más de lo que gana con la esperanza de reponer ese consumo en el futuro cuando nuestro ingreso sea mayor.
Uno puede distribuir el consumo de manera intertemporal, endeudándose en un período y ahorrando en otros, el mundo moderno se construyó con base a este principio. Solo hay que ser consciente que cada vez que se aplaza o anticipa el consumo hay un interés de por medio.
Mientras se sea consciente de que este interés pesa dentro del presupuesto y lo hace más pequeño no habría problema, lo que sucede es que las tasas que manejan, por ejemplo, los paga diarios, que usan el interés simple en vez del compuesto que hace que cualquier decisión intertemporal de consumo sea adversa. El hábito de esta práctica eventualmente conlleva a la acumulación de deudas.
Una de las razones más frecuente para endeudarse es no consumir inteligentemente, es decir, comprar cosas por capricho o por una necesidad aparente y no real. Comprar cosas que no se necesidad es una mala práctica que te satisface brevemente pero no de forma total. Comprar artículos de moda, por ejemplo, suelen usarse una vez, pero ¿realmente es útil?
En este sentido, la Universidad Pontificia Bolivariana Montería, tiene un programa denominado Consume sin consumirte, que te ayuda a tomar decisiones inteligentes en tu hábitos de consumo y te brinda la posibilidad de tener más herramientas de educación financiera.
