Nuevos avances para el uso de subproductos de la agroindustria

Disponible en:Medellín24 may. 2022

La UPB, en alianza con la Universidad de Antioquia y el Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM), desarrolla un proyecto que representa un avance importante para el uso de los subproductos de la agroindustria del plátano y el banano, como es la nanocelulosa vegetal. Este ingrediente está siendo evaluado para verificar que su uso no sea tóxico para el organismo, pues se espera aprovechar todas sus potencialidades para crear alimentos funcionales que beneficien al ser humano.

Para Natalia Correa Hincapié, ingeniera agroindustrial e investigadora del ITM, “ya se tiene un protocolo muy estandarizado y validado para la extracción de la nanocelulosa vegetal y, bajo las pruebas realizadas, no se ha encontrado que sea citotóxica”. En ese sentido, los avances del proyecto son positivos y, según esta docente, se podría abrir la puerta para nuevas investigaciones e, incluso, proyectar nuevas industrias en el tema agroalimentario, ya que con esta nanocelulosa se podrían generar y encapsular sabores, o manejar las texturas en los alimentos.

Se ha comprobado, por ejemplo, que este gel tiene unas propiedades diferentes a otras materias disponibles en el mercado que sirve para reducir la grasa y el contenido calórico de los alimentos; además, es rico en fibra dietaria insoluble lo cual representa beneficios para el organismo como la absorción de azúcares.

Aunque todavía falta hacer más pruebas para que este ingrediente sea aprobado por entidades como el Invima, los avances que se han hecho son claves, gracias a la suma de las capacidades de la UPB con su conocimiento sobre la nanofibra, el de Universidad de Antioquia con su laboratorio especializado para hacer pruebas in vivo e in vitro, y el ITM que, con sus fortalezas en el tema estadístico, le da confiabilidad al resultado obtenido a través de los ensayos. Así, según Robin Octavio Zuluaga Gallego, docente investigador principal del proyecto, estos hallazgos son un gran paso para generar procesos de regulación nacional e internacional en el uso de estos aditivos alimentarios.  

 
El vástago del banano y el plátano pasa por tratamientos químicos y mecánicos para obtener la nanocelulosa.

El vástago del banano y el plátano pasa por tratamientos químicos y mecánicos para obtener la nanocelulosa.

La investigación continúa

La historia de este proyecto se remonta al año 2003 cuando los grupos de investigación de la UPB: GINUMA (Grupo de Investigación en Nuevos Materiales) y GRAIN (Grupo de Investigaciones Agroindustriales) empezaron a pensar cómo sacar provecho de los subproductos de los cultivos, pues cuando los campesinos cortan un racimo para la venta de una fruta como el banano, desechan las hojas, parte del tallo y el vástago. Esto, mirado a gran escala, da cuenta de todo lo que se pierde en el país y que podría ser aprovechado, si se tiene en cuenta que hay un vástago por planta, 1.200 plantas por hectárea y, aproximadamente, 40.000 hectáreas cultivadas en banano.

La nanofibra de celulosa es funcional en cuanto puede reducir el contenido calórico de los alimentos y aportar fibra dietaria.

Muchos de estos residuos se dejan esparcidos en el cultivo y solo, en pocos casos, se hace compostaje de la materia orgánica. Por eso, los investigadores de la UPB decidieron estudiar la estructura del vástago y encontraron fibras de tamaño minúsculo: las nanofibras de celulosa. Su tamaño es tan reducido que para verlo se necesita de un microscopio muy potente, ya que puede ser 100.000 veces más pequeño que el diámetro de un cabello humano.

En la actualidad es clave aprovechar los subproductos de los procesos industriales para darles un valor adicional

 
Los resultados del consumo de la nanocelulosa en altas concentraciones han dado resultados positivos en los ratones.

Los resultados del consumo de la nanocelulosa en altas concentraciones han dado resultados positivos en los ratones.

Cuando los investigadores llegaron a ese material buscaron cómo podían incorporarlo en algunos alimentos, de allí que, incluso, se logró obtener un helado que tarda más tiempo en derretirse. No obstante, aunque ya se han fabricado alimentos a partir de este material, aún no se conocen cuáles son los efectos de consumir ese tipo de nanoestructuras, por eso, precisamente el trabajo de este proyecto consiste en corroborar, a través de estudios in vitro (ensayos en células humanas) e in vivo (ensayos en ratones), que esta nanocelulosa no genere ningún daño cuando la gente lo consuma.

Aunque ya existen nanocelulosas derivadas de la industria maderera, en Colombia no existe la capacidad de obtener dicho material de esa fuente, por lo que ha sido clave indagar en aquello que la agroindustria no aprovecha.

En la comunidad científica, e incluso en la industria a nivel internacional, hay un interés muy alto en avanzar de esta etapa del conocimiento sobre este ingrediente”, dice la investigadora de la UPB, Catalina Gómez Hoyos, según la cual los aportes de este estudio serán determinantes para conocer cuál es la concentración adecuada de este aditivo para que no se genere bioacumulación.

 
Desde la UPB se están investigando otros subproductos de la agroindustria para obtener nanocelulosa, como el cacao, el fique y el maíz.

Desde la UPB se están investigando otros subproductos de la agroindustria para obtener nanocelulosa, como el cacao, el fique y el maíz.

Las investigaciones que ha hecho a la UPB en esta materia, desde el Foco Agua, Alimentación y Territorio, la ubica como pionera en el trabajo con subproductos de cultivos en Latinoamérica y está a la vanguardia de las necesidades globales de encontrar aplicaciones novedosas, desde la nanotecnología, que reduzcan el impacto ambiental y que, además, respondan a las necesidades de las personas, por ejemplo, en cuanto a alimentarse mejor.

Por: Carolina Campuzano Baena - Equipo de Divulgación Científica y Comunicaciones

Crédito fotos: Equipo de Divulgación Científica y Comunicaciones.

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