Agencia de Noticias UPB – Medellín. Una de las principales consecuencias del covid-19 fue el repentino cambio de rutina. La aparición de este virus aceleró el proceso de migración a la virtualidad para prevenir la propagación de este agente infeccioso. Quedarse en casa, aplicar el teletrabajo y estudiar por internet fueron unas de las principales medidas adoptadas para poder controlar su expansión, precauciones que llevaron a varias personas a salir de su zona de confort.
Las repercusiones psicológicas podrían ser otro de los efectos que trae consigo este cambio en el estilo de vida. En el caso de algunos de los estudiantes y los profesores utilizar las plataformas virtuales para no retrasar el proceso educativo puede resultar abrumador, pues los lleva a sumergirse repentinamente en un mundo al que no muchos estaban acostumbrados, haciéndolos cambiar la manera de enseñar, aprender, de socializar y trayendo para muchos de ellos alteraciones en sus comportamientos, esto a pesar que desde años atrás la Universidad Pontificia Bolivariana ya viniera avanzando en el tema de los procesos de aprendizaje virtuales.
La incertidumbre y la sensación de inestabilidad que provocan estos cambios tan abruptos pueden generar crisis en ciertas personas, razón por la cual es importante crear redes de apoyo desde la casa e inclusive desde los medios virtuales cuando estudiantes y maestros se conectan para sus clases, escuchando a aquellos que pueden sentirse agobiados por esta situación y buscando estrategias conjuntas que les permitan adaptarse mejor a ese nuevo entorno.
“Para el docente, la virtualidad puede ser importante porque empieza a jugar un papel de mediador y tutor más que estar en una posición de conocimiento, él, mediante sus competencias socioemocionales, debe buscar minimizar el impacto que está generando la circunstancia, debido a esto muchos han creado grupos de WhatsApp que rebaja los niveles de ansiedad y les brinda a los estudiantes un proceso más tranquilo”, afirmó Liliana López, docente de la Facultad de Psicología UPB.
Otra de las afirmaciones realizadas por el director de la Facultad de Psicología fue referente a la capacidad de adaptación, un factor clave al momento de afrontar este tipo de cambios tan radicales, recalcando la importancia de que la comunidad académica ajuste las rutinas que ya traía, a las nuevas que se están presentando, estableciendo nuevos espacios de trabajo, de socialización y aprendiendo a sacar provecho de cada situación que se le presenta.
“Estas nuevas tecnologías nos permiten entender que de ahora en adelante tenemos otras posibilidades para abordar la cotidianidad, aún superada la situación podemos adoptar nuevas formas de abordar las demandas de la sociedad, de lograr los objetivos propuestos y de promover competencias. Tenemos que entender que muchas cosas se pueden hacer de forma más fácil por otros medios así no estemos acostumbrados a ellos”, aseguró Rodrigo Mazo.
La virtualidad es un espacio que implica repensar y modificar la manera en cómo se desempeña el rol tanto del docente como del estudiante, esta es una oportunidad que brinda autonomía y que al mismo tiempo permite ver la capacidad que tiene cada persona para adaptarse a los cambios y manejar una crisis.
Por Manuela Granda Guzmán – Agencia de Noticias UPB.
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