Agencia de Noticias UPB - Bucaramanga. Con una iniciativa que nace desde el fondo de la tierra, la Universidad Pontificia Bolivariana conecta sus saberes y experiencias, con el proyecto institucional de sostenibilidad, en pro del cuidado del medio ambiente, la optimización de recursos y la generación de buenas prácticas que beneficien a la comunidad y su entorno.
De esta forma, desde sus inicios, la institución adelanta el proyecto de Lombricultura para la generación de abonos líquidos y sólidos de alta calidad, con los cuales se mantienen los jardines y plantas que existen en las trece hectáreas que abarca el campus.
Dos plantas de Lombricultura son utilizadas para la ejecución de este proyecto, y funcionan a partir de la recolección de residuos orgánicos que producen las cocinas de las cafeterías, ubicadas dentro de la institución.
De acuerdo a lo expresado por Mary Helena Olarte, Jefe de Gestión Ambiental de la UPB, varias son las ventajas que ofrece la práctica de la lombricultura para la entidad universitaria.
En primera instancia permite la disminución de los impactos ambientales negativos que pueden generar los desechos orgánicos a nivel de suelos, aire y fuentes hídricas, pues la producción de lixiviados es utilizada para obtener un fertilizante líquido natural, altamente rico en nutrientes.
De la misma manera, gracias a la práctica de la lombricultura, se reducen las inversiones en la compra de los abonos requeridos en el mantenimiento de las zonas verdes del campus universitario.
Así mismo, la Ingeniera destacó a la UPB como una institcución “ejemplo de buena gestión ambiental, en la medida en que dispone los residuos de manera interna y adecuada, impactando positivamente en la producción de emisiones”.
Para la ejecución de las operaciones de lombricultura, la UPB dispone de dos plantas de tratamiento con pilas técnicamente condicionadas, en las que se depositan los residuos orgánicos obtenidos en las cafeterías. Sobre ellos comienzan a trabajar las lombrices, que se alimentan de estos residuos, y a medida que van consumiendo lo que hay en la superficie, profundizan su recorrido en busca de más alimento. Al finalizar con el contenido de la primera pila, pasan a la segunda, por medio de un canal, que comunica una pila con la otra, y repiten el proceso.
Al tiempo que las lombrices comienzan con su proceso de alimentación y producción de lombrinaza, los residuos orgánicos producen lixiviados que son recolectados en baldes, para seguir su tratamiento hasta convertirse en abono líquido. A medida que pasa el tiempo (aproximadamente 3 meses) estos lixiviados van perdiendo su olor fétido y adquiriendo un olor semejante al de tierra mojada, de manera que cuando los aromas fuertes son neutralizados, y el lixiviado recolectado ha sido totalmente tratado, puede comenzar su disposición final como abono líquido.
Según lo mencionado por Alonso Cárdenas la aplicación de los abonos orgánicos representa grandes ventajas para el desarrollo de plantas y cultivos. “Por una parte le aportan al suelo un mejor comportamiento respecto al PH, al tiempo que mantienen la humedad y contribuyen con la generación de un ecosistema dentro del suelo tratado, que produce un equilibrio ecológico importante para defender a las plantas de sus enemigos naturales”.
Los abonos de producidos en la UPB han logrado mostrar y demostrar su calidad dentro y fuera del campus, pues se comercializan con la comunidad universitaria, quienes dan fe de los buenos resultados de su implementación.
Por: Vanessa Quintero Muñoz. Agencia de Noticias UPB - Bucaramanga
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