Hace algunos días vi en CNN a Melinda Gates, la esposa del multimillonario de Microsoft Bill Gates y codirectora de una de las fundaciones privadas más grandes del mundo, The Bill & Melinda Gates Foundation. El compromiso de la Fundación Gates de combatir enfermedades en los países más pobres del mundo es ampliamente reconocido y el legado que le quieren dejar al planeta es una población más sana. Pero en su aparición en CNN vi a la Sra. Gates conmovida diciendo que “en 25 semanas se habían borrado los avances de 25 años logrados en materia de salud en África y Asia”. Fue muy impactante para mí ver a una de las mujeres más poderosas del planeta sentirse tan impotente ante una crisis mundial.
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Es improbable, y hasta ingenuo, pensar que después del COVID-19 todo continúe igual que antes. En este momento todos estamos inquietos y vulnerables. Estos aprietos nos recuerdan que no lo sabemos todo y que no tenemos todas las respuestas. Pero, al mismo tiempo, sentimos un poco más de gratitud por las cosas simples de la vida y apreciamos más que nunca la bendición que representa contar con nuestra familia y amigos. En general, todos nos sentimos más humanos.
Durante esta pandemia cada uno de nosotros ha tenido la oportunidad de servir al prójimo, de preocuparnos por los demás y de velar por el bienestar de nuestros familiares, vecinos y amigos. En algún momento hemos sido testigos, y en el mejor de los casos hemos sido partícipes de actos de generosidad y hemos interiorizado el deseo de ser parte de esos momentos con mayor frecuencia. Cada uno de nosotros busca esa conexión con los más desafortunados y andamos buscando esa oportunidad de servir.
En la UPB hemos visto el impacto de esta contingencia. Cada día recibimos las solicitudes de ayuda de las familias de nuestros estudiantes. Escuchar los testimonios de padres de familia sin empleo, sus relatos de empresas y pequeños negocios cerrados, conocer casos de niños y jóvenes desescolarizados, ver personas sin recursos para cubrir sus necesidades más elementales, nos ha conmovido a todos.
No podemos quedarnos de brazos cruzados, tenemos que reconocer que la historia nos está dando una oportunidad de saber si verdaderamente vamos a ser parte del problema, parte de la solución o si nos conformamos con ser solamente parte del paisaje.
Todos tenemos la oportunidad de ayudar a los más necesitados. Este es el momento. Busquemos las fundaciones de las causas en las que creemos, asistamos a la iglesia e involucrémonos en los programas de voluntariado, llevemos alimentos a un hogar de ancianos; lo importante es actuar. Si no lo hacemos, si no aprovechamos esta oportunidad histórica de servir y de ayudar, nos vamos a arrepentir.
La comunidad bolivariana nos está brindando la oportunidad de vincularnos, de conectarnos con nuestra comunidad y de apoyar a los más afectados por la pandemia.
Si quieres conocer más sobre cómo apoyar a la comunidad bolivariana comunícate con la Fundación Solidaria UPB y pregunta cómo puedes involucrarte. Nos puedes escribir al correo funsolidaria@upb.edu.co o puedes donar a la campaña UPB Familia Solidaria para los programas de Mercados Solidarios, Apoyos a Estudiantes o a la Clínica Universitaria Bolivariana.
Por Juan Carlos Hernández Sierra. Director de la Fundación Solidaria y Filantropía UPB.
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