Estudiante de psicología, María Restrepo, educa hacia la inclusión de la discapacidad

Disponible en:Medellín6 mar. 2025

Agencia de Noticias UPB - Medellín. “Mi ser no se negocia”, es la frase que se ha vuelto insignia en la vida de María Restrepo Restrepo, estudiante de psicología de la universidad Pontificia Bolivariana que, a sus 19 años y con una discapacidad motriz que le ocasiona una distrofia muscular, está trabajando con esfuerzo y resiliencia por ser la psicóloga que siempre quiso tener.

María conoció la UPB gracias a un programa de acompañamiento entre la universidad y su colegio, que ayudó a los estudiantes en la elección de su carrera. Desde pequeña tuvo una inclinación por estudiar una profesión relacionada con las ciencias de la salud, con el objetivo de ayudar a quienes lo necesitaban y mejorar la vida de las personas con discapacidad.

 
María Restrepo, estudiante de psicología en la Universidad Pontificia Bolivariana, educa hacia la inclusión desde su discapacidad.
Al finalizar la actividad y en su camino hacia casa, María se cruzó con el rector de la UPB, el padre Diego Marulanda Díaz, por los azares del destino, comenzaron una conversación, la cual dio inicio a una gran amistad. El Rector se mostró interesado en conocer más sobre la vida de María y sus motivaciones para estudiar en la universidad. Durante la conversación, ella le contó que su pasión era ayudar a los demás y que le gustaría formar parte de las escuelas de la salud. Sin embargo, ingresar a la universidad implicaba un nuevo desafío para María, pues su experiencia durante la etapa escolar había sido retadora en cuanto a la inclusión y temía enfrentar una nueva situación. No obstante, el Rector le aseguró que las puertas de la UPB siempre estarían abiertas para ella y que la acompañaría en esta nueva etapa, para que se sintiera plena.

Desde que decidió formar parte de la comunidad UPB, la universidad ha facilitado su proceso educativo, adaptando espacios y clases para satisfacer sus necesidades. La comunidad universitaria ha sido un faro que guía el camino de María, asegurando que su estadía en la UPB sea cómoda, inclusiva e integral. Este es su primer semestre, y en su deseo de cambiar el mundo, tanto con grandes como pequeñas acciones, comenzó a formar parte del Grupo de Líderes de la UPB. Este espacio le ha permitido aprender a ayudar a los demás de manera asertiva y, como ella misma lo expresa, "es un lugar donde puedo ayudar al otro y retribuir a la UPB el apoyo que me ha brindado".

María entiende que un líder no nace, se hace, y ha aprendido que las minorías pueden transformar mayorías. Con este lema de vida, ha educado a otros para que comprendan que la discapacidad no es un impedimento para que alguien les diga qué hacer. La escritura ha sido su herramienta principal para enseñar a los demás sobre la vida desde su perspectiva. De hecho, María escribió un libro titulado Un cuento con DIS-TINTAS CAPACIDADES, en el que enseña a un grupo de niños que la discapacidad tiene muchas formas, más allá de lo que los demás pueden percibir, y que tener una discapacidad no los hace menos, sino que, por el contrario, los hace extraordinarios, un toque único a lo común.

María ha tenido tres grandes fuentes de apoyo que la han impulsado a estar orgullosa de su discapacidad: su madre, Lina Restrepo Vélez, la ortopedista Clara Inés Trujillo y Marta Isabel Ospina, su maestra de equinoterapia, un tratamiento que involucra los movimientos del caballo y el reconocimiento de dichos movimientos en una persona en función de su discapacidad.

Estas tres mujeres le han enseñado a ver su vida como un acto de valentía, en el que es capaz de cumplir lo que se propone, reconociendo sus límites, pero sin permitir que nadie le imponga temores sobre el mundo que la rodea. María ha aprendido que su discapacidad no la hace menos, sino que la hace especial. El gen RY-R1 la convierte en la persona número 16 en el mundo en padecer esta enfermedad, la cual no es hereditaria. Como ella misma lo define: Es solo una falla en el proceso que dio lugar en mí”.

La discapacidad no representa una limitación en la vida de María, al contrario, es una reafirmación de que ella puede lograr todo lo que se propone, solo que de una manera diferente a la convencional. Siempre hay una forma, y ​​como ella misma dice: “Es mejor intentarlo y fallar que quedarnos con la intriga de no saber qué hubiera pasado”. María es un ejemplo claro de que ayudar a los demás es también una forma de ayudarse a uno mismo, de que los miedos no se heredan, y de que con apoyo, compañía y valentía se pueden lograr cambios significativos. Por eso, para María, “él ahora es un momento especial”.

 

Por: Catherin Ramírez López - Agencia de Noticias 

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