Agencia de Noticias UPB – Medellín. Lavado Tejón, más conocido en el mundo de los cómics como Quino, fue el creador de Mafalda, un personaje que ha sido un gran referente para muchas generaciones y que ha estado presente para generar reflexiones sobre la política, la economía, la cultura y la misma cotidianidad.
Tras su fallecimiento, el 30 de septiembre de este año, el trabajo de Quino se recuerda con gran júbilo. El artista argentino y todo su recorrido gráfico han influenciado a otros artistas de Latinoamérica. Su partida le dejó a la sociedad a Mafalda, una niña que, a pesar de ser pequeña y que no le gusta la sopa, hará reír y reflexionar a muchos lectores sin importar su edad o nacionalidad.
Mafalda fue concebida para un público familiar con la característica de ser un cómic con un perfil contestatario, revolucionario y rebelde, lo que creó un vínculo cercano entre diferentes generaciones. Pero más allá de eso, la genialidad de Quino con Mafalda, según Nadim, fue la universalidad con la que manejó a su personaje. “Cualquier persona que vea una tira cómica, una viñeta o una ilustración de Quino, sabe a qué se está refiriendo solamente con los detalles de la indumentaria, el acabado, el personaje, el estilo y las expresiones que tiene. Eso genera una conexión invaluable y una conexión muy fuerte con lo que Quino dibuja y con lo que nosotros vemos”.
César Leguizamón, profesor de Historia del Cómic de la UPB, agregó que ver a Mafalda es ver la representación de la clase media, no solo argentina, sino latinoamericana. “Mafalda es un personaje que perfectamente lo puedes poner en Chile, Colombia, Paraguay, Uruguay o en cualquier parte, y se ajusta perfectamente a lo que somos. Y eso significa ella, encontrarnos a nosotros mismos en esa realidad en la que estamos y cómo nos toca vivir de alguna manera”.
El trabajo de Quino y la capacidad de conectar la cotidianidad con su sentido crítico fue, sin duda, una de sus más grandes proezas como artista gráfico.
El cómic es un género que, más allá de un simple “dibujito”, tiene el objetivo de transmitir una idea. Además, cuenta con la ventaja de que se puede adaptar a la edad, el conocimiento o el contexto que tenga cada uno de sus espectadores. Un claro ejemplo es Mafalda que, a través de sus pocas viñetas, lograba explicar una situación sociopolítica y geopolítica de una forma sencilla y eficaz, entreteniendo tanto niños como a adultos.
Sin embargo, esto no significa que los cómics no se puedan crear para un público exclusivo. Esta industria es gigante y cada artista tiene la libertad creativa de generar sus ilustraciones e historias a una generación en específico y con un objetivo más allá de hacer reír; puede entretener, enseñar, generar reflexiones y una gama de emociones que va, tanto desde la alegría y el asombro, hasta la tristeza o incluso el terror. No por nada esta herramienta narrativa es considerada como el noveno arte.
“Yo pienso que es un error el minimizar o subestimar el cómic como el medio de comunicación que es. Yo pienso que tiene el inmensísimo potencial de transmitir y contar muchísimas historias con muchísimos fines para muchísimas personas”, concluyó Nadim Cómics.
Por Laura Gómez Londoño. Agencia de Noticias UPB.
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