Agencia de Noticias UPB – Medellín. Si Didier Vélez Madrid tuviera una filosofía de vida, sería: Una vida puesta al servicio de los demás vale la pena ser vivida. Didier, desde pequeña, se soñaba siendo líder y ayudando a los demás; por esto estudió Derecho en la UPB, universidad que escogió por su calidad docente. Desde 1977, año de su graduación, ha demostrado lo que es ser un buen egresado bolivariano.
Actualmente ejerce su profesión como árbitro y conciliadora de la Cámara de Comercio de Medellín. Pero, más allá de su ejercicio como defensora de la justicia, Didier es una persona que nació para servir a la comunidad, llevándola a trabajar en entidades sin ánimo de lucro de carácter social como la fundación Amor por Medellín y Antioquia, de la cual es presidenta desde hace 20 años.
También estuvo vinculada por 5 años en el Museo de Antioquia, donde obtuvo uno de sus principales logros al comprometer a las autoridades municipales para construir el Museo y disponer del espacio donde reposan algunas de las obras más icónicas de Medellín: las estatuas del maestro Botero.
Otros de sus cargos han sido ser la alcaldesa cívica de Medellín 2003, miembro de la junta de Amigos 80, exvicepresidenta de la junta del Jardín Botánico por 18 años, exvicepresidenta de la junta de la Sociedad de Mejoras Públicas, y muchos otros cargos que engloban el amor que siente Didier al trabajar por entidades sin ánimo de lucro. “Ese ha sido mi trabajo que me deja mayores satisfacciones”.
Su primera experiencia laboral fue en la Corporación Popular de Ahorro y Vivienda (Corpavi), donde desempeñó la abogacía durante 10 años, y desde esta experiencia, Didier demostró que era una profesional segura de sus habilidades. Esta seguridad logró que consiguiera el cargo de gerente y, años después, de vicepresidenta comercial de la Corporación Financiera de Desarrollo.
Didier comentó jocosamente esta experiencia, relatando que sorprendió al entonces gerente de la corporación, Camilo Cabal, con su actitud. Cuando se conocieron, Camilo ya tenía entendido que Didier quería ser gerente de la institución y, al presentarse entre ellos, agendaron una entrevista. Pero no fue el gerente el que designó el día ni la hora, sino la misma Didier.
Sin embargo, no todo en la historia de Didier ha sido color de rosa. Ella ha tenido que enfrentarse a grandes golpes en su vida personal. Estando en la corporación de Amor al Niño Cariño, Didier sufrió la pérdida de un hijo que la hizo reflexionar sobre la situación de muchas mujeres colombianas que podrían estar padeciendo lo mismo. “Sentía que si para mí había sido tan duro haber perdido un bebé sin haberlo conocido, sin haberme dicho ‘mamá’, ¿cómo sería para tantas madres que han perdido a sus hijos por falta de una atención oportuna?”.
En su licencia de maternidad, Didier decidió transformar este sufrimiento en una motivación para buscar, de la mano con el doctor Jorge Loaiza, los recursos suficientes para construir lo que hoy se conoce como la Policlínica Infantil. Didier podrá no haber tenido un hijo propio, pero tal como le comentó una difunta amiga, Dios quiso que ella fuera madre universal para entregarle a muchísimas personas su conocimiento y ganas de servir.
Pero a Didier no le bastaba con solo ser abogada y líder social, sino que también es docente, labor a la que le tiene un profundo cariño. Ella lleva 43 años siendo profesora universitaria y está vinculada a la UPB desde 1986. Y, a pesar de todo este tiempo, todavía añora que alguno de sus estudiantes la llamen: maestra.
Gracias a sus acciones humanitarias, Didier ha tenido grandes reconocimientos. Solo por mencionar algunos, está la medalla al Mérito Cívico y Empresarial Gonzalo Mejía categoría Plata, Galardón Espíritu Bolivariano, Antioqueña Destacada, mención de honor Municipio de Medellín y la lista sigue y sigue.
Todas estas experiencias, donde ha demostrado siempre su profesionalismo, son reflejo de esa formación bolivariana infundida de la cual ella está profundamente orgullosa. “La Universidad nos formó con valores, nos transmitió compromiso de servicio a los demás… yo espero que eso haya sido mi vida. Cada vez siento más necesidad de trabajar por los demás como una forma de compensar todo lo que he recibido”.
Por Laura Gómez Londoño. Agencia de Noticias UPB.
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