Agencia de Noticias UPB. Medellín. Análisis: El avance tecnológico ha transformado la manera en la que se da la comunicación y también cómo se construyen las relaciones interpersonales.
Redes sociales como Instagram y aplicaciones de citas como Tinder han redefinido las reglas del juego, ofreciendo nuevas formas de conexión que trascienden las barreras físicas y culturales. Sin embargo, estas plataformas no están exentas de desafíos: las interacciones digitales, aunque convenientes, suelen carecer de la profundidad emocional que caracteriza los encuentros cara a cara.
Para entender el impacto de estas herramientas, es importante analizar las diferencias entre las generaciones. Mientras los baby boomers y la generación X priorizaban las interacciones personales, como conversaciones espontáneas o salidas a bailar, los millennials y la generación Z han adoptado un enfoque más digital.
Este cambio no solo refleja un avance tecnológico, sino también un cambio en los valores sociales, donde aspectos como la privacidad, la seguridad y la compatibilidad virtual se han convertido en prioridades al establecer vínculos afectivos.
El profesor Jean Paul Mejía, de la Escuela de Educación y Pedagogía de la UPB, explica cómo la tecnología ha alterado profundamente la dinámica de las relaciones. Según él, mientras los jóvenes de hoy priorizan la interacción virtual, generaciones mayores aún valoran el contacto físico y las experiencias compartidas, como un café o una comida.
Uno de los aspectos más destacados de estas transformaciones es la dependencia de las redes sociales. “Muchas de las interacciones se limitan a gestos virtuales como dar 'like' o comentar publicaciones, lo que modifica significativamente la manera en que las personas se conectan. Esto determina si permanecen unidas o no”, explica.
Además, señala que,
Otro cambio relevante es el utilitarismo en las relaciones. Según el profesor, las generaciones actuales tienden a evaluar qué puede aportarles una pareja en términos de estatus, crecimiento personal o emocional. “Antes, el amor era espontáneo; ahora se mide por intereses comunes, seguidores en redes o incluso el nivel educativo. Esto refleja una evolución del amor hacia un enfoque más funcional”, afirma.
La revolución digital ha redefinido los valores y prácticas relacionadas con las relaciones humanas. Aunque las generaciones mayores aún añoran la autenticidad de los encuentros personales, las generaciones más jóvenes se han adaptado a las oportunidades y desafíos de un mundo cada vez más conectado. El profesor Jean Paul concluye con una reflexión: “A pesar de los avances tecnológicos, el contacto humano y la autenticidad siguen siendo esenciales para construir relaciones verdaderas. No debemos olvidar nuestra esencia como seres sociales”.
Por: Mariana López. Agencia de Noticias UPB. Medellín.
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