Corregimiento del Urabá y su ejemplo resiliente con ecosofía

Disponible en:Medellín12 jun. 2017

 

 
Investigadores Ecosofía Pueblo Bello

Agencia de Noticias UPB - Medellín. En el Urabá antioqueño, específicamente en el área rural del municipio de Turbo, se encuentra el corregimiento de Pueblo Bello, localidad que fue víctima de una masacre perpetrada por grupos paramilitares un 14 de enero de 1990. 60 subversivos acabaron con la vida de 43, dejando a un poblado de miles con unos cuantos cientos.

Lo que ocurrió en ese corregimiento no escapa a la realidad que vivieron muchas otras zonas del país. Sin embargo, entre esas 598 masacres que ha soportado a su carga el departamento de Antioquia en los años de conflicto armado, el de Pueblo Bello tiene hasta el momento una particularidad.

Según lo cuenta el docente investigador Carlos Alberto Builes, de la Facultad de Ciencias Políticas de la UPB, al momento de desarrollar una investigación en la región, encontró entre caminos al pequeño poblado: “Me pareció curioso ver cómo se estaba reconstruyendo a sí misma y más en medio de la coyuntura actual de cómo construir a Colombia después de esta guerra, entonces en diálogos académicos con docentes se expuso el caso y vimos la necesidad de ir allí y comprender ese surgimiento desde una mirada transdisciplinar”.

Es así que se involucran docentes investigadores como María Eulalia García y Samir Ahmed Dasuki, quienes desde una mirada desde la ecosofía, se adhirieron con el fin de comprender esas dinámicas a la luz del humanismo, la filosofía y la psicología. De igual forma las ciencias sociales toman parte fundamental de esa comprensión con maestros como Denisse Roca Servat y Polina Golovatina Mora.

En palabras de Roca Servat, el proyecto que se denomina Ecosofía como neocontrato, una mirada desde Pueblo Bello “tiene como objetivo la comprensión de esa resistencia y resiliencia al conflicto y cómo a partir de esto, sus pobladores construyen tejido social”.

Aunque Carlos admite que el término ´contrato´ tiene un gran peso en el ámbito político, la ecosofía como teoría de estudio para los investigadores da sustento a esa relación con la ecología y el desarrollo de una comunidad que vivió los embates de la guerra.

“Unas de las bases de la ecosofía es la ecología física, social y mental. La palabra quiere decir que es una sabiduría para vivir, para relacionarnos en el hogar, el lugar que habitamos, de las relaciones que establecemos con los otros. Alude al concepto de entorno de los griegos que es totalidad”, explica María Eulalia.

En términos de psicología “la ecosofía plantea tres relaciones importantes de reconstrucción: subjetiva del hombre consigo mismo, intersubjetiva del hombre con otros hombres y una relación del hombre con la naturaleza”, añade Samir, quien además expone que las condiciones de violencia por las que pasó Pueblo Bello le da pie a la comunidad para reconstruir significados.

La modernidad nos plantea relaciones contractuales como por ejemplo mi contrato como docente en una universidad. El neocontrato va más allá y establece unas relaciones de solidaridad, de amistad, de tejido social, de construcción de significados. Son nuevas formas de lo ver lo establecido”, comenta Samir.

El aporte de la UPB con su capacidad de docencia con investigación e innovación, busca no solo conocer las realidades de comunidades como la de Pueblo Bello sino, además, aprender de un tema que es común denominador en esta época de postconflicto: la resiliencia. Como lo asegura Denisse, la Universidad en su misión humanista y de transformación social “quiere entrar en diálogo con saberes ancestrales en los territorios, abriendo disposiciones a construir territorios sustentables en esa ecosofía de vida”.

Pese a que el camino hacia una paz estable y duradera podría verse envuelto en conflictos que aún faltan por resolverse, las particularidades de cada zona requieren de modelos que los docentes consideran pueden aportar al anhelo de comunidades cicatrizadas por la violencia.

“La investigación plantea la posibilidad de verificar si esa comunidad es modélica y permite tomar elementos que podrían tenerse en cuenta en otras poblaciones que, siendo diferentes, comparten la misma realidad del conflicto”, comenta Eulalia.

Luego de un trabajo ambiental con los pobladores en temas de deforestación, desarrollo rural integral y agricultura orgánica, los investigadores esperan llevar a cabo una cumbre de la tierra el próximo 2 y 3 de noviembre del año en curso; con el apoyo del Gobierno Nacional, Naciones Unidas y los municipios de Turbo, Apartadó y San Pedro de Urabá, en la que temas como la justicia hídrica jugarán un papel primordial como indicadores de desarrollo.

Por Jorge Andrés Jaramillo - Agencia de Noticias UPB

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