Agencia de Noticias UPB – Medellín. Muchos se han preguntado qué pasará una vez acabe la cuarenta y todos tengan que retornar a la vida que hacía parte de su cotidianidad. La respuesta para esto no es exacta pero sí se puede hablar sobre supuestos en cuanto a las nuevas formas de relacionamiento y consumo que van a caracterizar a la generación post COVID-19.
“Me parece que antes de esto, el individualismo y la presunción de libertad absoluta (en muchos casos, no en todos) era la característica predominante, poco importaba cómo nos relacionábamos con los demás, tal vez porque estábamos convencidos de que la idea de “progreso” era una línea constante y sin interrupciones. Hoy nos inquieta cómo serán las formas de relacionamiento después de la pandemia porque es incierto, porque queremos tener respuestas, asegurar e introducir una idea en las posibilidades”, aseguró Sahara Cano Ríos, filósofa, psicóloga, docente de cátedra y miembro del Centro de Atención Psicológica de la UPB.
El contexto de cada individuo y las diversas situaciones que debieron atravesar durante el confinamiento permearán los comportamientos una vez se pueda volver a salir sin restricciones, razón por la cual se dificulta crear un diagnóstico generalizado que encierre a toda la población.
“No es lo mismo un contexto familiar en el que las condiciones de vida pueden continuar más o menos normales, a un contexto en el que los padres y familiares experimentan temor, angustia o tristeza, la transmisión de la situación es diferente y genera efectos particulares que no es posible predecir”, afirmó Sahara Cano Ríos.
Esta situación ha generado incertidumbre en el campo económico, debido a que muchas empresas tuvieron que cerrar de manera definitiva provocando un aumento en las tasas de desempleo del país, tal como lo indica el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) se reveló que en abril el desempleo en Colombia llegó al 19.8 %, lo que quiere decir que 5,3 millones de personas perdieron su ocupación.
Se presume que frente a la inseguridad y el miedo de perder los ingresos se pueda producir una desaceleración en el gasto, sobre todo en el 90 % de la población colombiana pertenecientes a los estratos 1, 2 ,3 y 4, quienes representan un factor principal para la economía del país.
“Los ciudadanos durante el COVID-19 y el post COVID-19 son más conscientes, pues se vuelven más solidarios con el que no tiene, así mismo prefieren invertir en las empresas locales, de barrio y en las empresas nacionales. Las personas pensarán en reducir cerca del 50 % de lo que están consumiendo, solo comprarán lo básico. En cuanto al turismo la gente va a preferir quedarse en casa los siguientes meses u optarán por salir más a las cercanías. Los consumidores dejarán de comprar desenfrenadamente, si bien hay centros comerciales abiertos la gente no se va a desembocar por adquirir ropa o electrodomésticos”, aseveró Javier Benítez González.
Javier resalta que la deserción escolar por parte de los jóvenes con el fin de dedicarse a buscar ingresos para sus hogares, podría ser otra de las realidades que se harán evidentes una vez pase la pandemia, por otro lado, afirma que se podrían aumentar los descuentos a la hora de ofertar productos y además muchas de las empresas seguirán utilizando los medios digitales para comercializar sus servicios.
“Actualmente está en debate garantizar a las familias unos ingresos mínimos para que haya posibilidades de consumo y de esta manera se evite acudir a la violencia para subsanar las necesidades. En momentos de crisis surge la teoría keynesiana, la cual afirma que si las empresas no tienen posibilidades de invertir y están quebradas el Estado tiene que intervenir, ya sea a través de la creación de empleos o generación de subsidios para que la gente consuma y no se rompa la cadena normal de la economía”, explicó Javier Benítez González.
La importancia de implementar estrategias que involucren a la mayor parte de la población, jugarán un papel indispensable al momento de entender y manejar de la mejor manera los cambios que vendrán una vez se acabe el confinamiento.
Por Manuela Granda Guzmán, Agencia de Noticias UPB.
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