Agencia de Noticias UPB – Medellín. La XXVII Bienal Colombiana de Arquitectura y Urbanismo se realizará virtualmente del 18 al 28 de noviembre y elegirá al proyecto ganador del Premio Nacional de Arquitectura. Una de las categorías es la Arquitectura de interiores y efímera, en la cual están nominados varios egresados, docentes y aliados estratégicos de la UPB.
Alfredo Reyes Rojas, presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, organización que realiza la Bienal de Arquitectura, afirma que con cada edición se hace un llamado a los arquitectos para que se comprometan con la innovación, el emprendimiento, la creatividad y la materialización de nuevos símbolos que reafirmen el progreso y la evolución de la arquitectura colombiana.
La Bienal propone Arquitectura de interiores y efímera, Diseño urbano y paisajismo, Divulgaciones, Hábitat social, Intervención en el patrimonio, Investigación y crítica, Ordenamiento urbano y territorial, Proyecto Arquitectónico y Vivienda unifamiliar, bifamiliar y trifamiliar como categorías para enmarcar a los proyectos presentados.
Arquitectura de interiores y efímera es descrita por Juan Camilo Isaza, vicepresidente regional de la Sociedad Colombiana de Arquitectos en Antioquia y docente de la UPB, como lo relacionado con los desarrollos arquitectónicos en un espacio interior y las construcciones que no son edificaciones como tal sino que son creadas para cumplir con una función en un tiempo específico y luego puedo desaparecer o transformar sus actividades.
Este año varios proyectos de aliados en conferencias y talleres, docentes y egresados de la Facultad de Arquitectura de la UPB han sido nominados como finalistas de la Bienal Colombiana de Arquitectura y Urbanismo. Estas son las propuestas:
A5 Arquitectura, empresa a la que pertenecen Tomás Vega (director del Departamento de Construcción) y Camilo Ramírez (director creativo) quienes anteriormente fueron profesores de la Facultad de Arquitectura y son egresados del mismo programa, toma en sus manos la transformación interior de una bodega de 1.600 metros cuadrados ubicada en el sector de Industriales para darle un uso temporal y alternativo mediante contenedores reutilizados que ensamblados en seis módulos, que agrupan tres piezas cada uno, conforman los ambientes destinados al trabajo.
Los contenedores constituyen 90 toneladas de hierro reciclado, el control de las entradas de luz posibilita el no tener focos encendidos en el día, al menos el 50% del área total de la cubierta tendrá paneles solares, el agua lluvia se almacena en un tanque a través del cual se irrigan los jardines y se provee los cuartos de aseo, y se apuesta por la movilidad en bicicletas, monopatines y transporte público, por lo que no se instalan parqueaderos para automóviles y solo se deja espacio para una celda de movilidad reducida.
Las oficinas se ven envueltas en un lugar que se complementa con jardines y zonas de encuentro como cafetines, terrazas, salas de reuniones y un auditorio concebido como una gradería abierta, un espacio que desde el inicio planteó elementos conceptuales y arquitectónicos útiles y cómodos para los trabajadores, además de sostenibles.
Conoce más de los proyectos de A5 Arquitectura.
Sebastián Serna, quien fue ponente junto a Santiago Pradilla en la conferencia central de Arquitectura en el tercer Encuentro Internacional Experiencias Investigativas y las novenas Jornadas del Vestir y la Moda de la UPB, convirtió una casa de aproximadamente 200 metros cuadrados en Santa Teresita (Bogotá) en un apartaestudio para arrendar, un apartamento y un taller, lo que genera habitabilidad en tiempos diurnos y nocturnos.
El arquitecto, que expresa abiertamente su amor por la ciudad y el patrimonio, plantea el proyecto como una mirada a esos barrios tradicionales de Bogotá que tienen historia pero están siendo abandonados y no tienen una identidad clara, por lo que fusiona el respeto por la edificación en aspectos como su altura y la abertura de vanos, con elementos nuevos como la madera de cedro utilizada para transiciones de espacios a modo de umbral, el acero del puente y las escaleras, el sistema de recolección de aguas lluvias para los jardines que está en una antigua habitación, un estanque y una sala de descanso.
El elemento que de acuerdo con Sebastián es nuevo y diferenciador es el resultante de su exploración con su pintor, Jaime Naranjo, con pigmentos en los pañetes (mortero de cemento), con el fin de que cuando se aplicaran ya contaran con ese tono y se anulara la utilización de pinturas, lo que también le aportó textura al material y la posibilidad de que envejezca con la casa.
Descubre más de la Casa Taller y Sebastián Serna.
Este proyecto se trata del diseño de la oficina de Obranegra Arquitectos, agencia fundada por Carlos Pardo Botero, Mauricio Zuloaga Latorre y Nicolás Vélez Jaramillo, egresados de la UPB, quienes gracias al trabajo conjunto que realizan como empresa en los frentes de diseño, construcción y gestión, tuvieron la capacidad para intervenir los dos últimos pisos (8° y 9°) de un edificio nuevo que prácticamente solo contaba con la fachada.
La premisa por la que trabajaron fue mezclar el habitar, lo social y el trabajo, sin cubículos rígidos, cerrados y monótonos sino enfocados en una experiencia más parecida a laborar desde casa donde los empleados se sientan cómodos, hagan sus actividades más relajados y aprovechen los espacios abiertos como los balcones y el patio con vegetación, mesa y hamaca, para tomarse un breve descanso cuando lo necesiten.
En el lugar fueron utilizados materiales cálidos como ladrillos, maderas, concreto, piedra y metal, los que siempre se han utilizado y están presentes en las casas, junto con buena iluminación y ventilación, para que los que lo habitan sientan que están en un espacio favorable para trabajar. Condición que con la pandemia y la cuarentena obligatoria, según Carlos Pardo, no siempre se cumple en los hogares.
Conoce más de Obranegra Arquitectos.
El Pabellón Respira fue un proyecto que surgió de la iniciativa de la Feria de Diseño 2019 por invitar a empresas a crear experiencias en el evento, invitación aceptada por Gabriel Martínez, José Rodas, Jorge Gaviria, Paola Andrea Álvarez, David Martínez y Luis Gaviria, pertenecientes a Bassico, agencia que cuenta con cuatro egresados de Arquitectura de la UPB donde comenzó su interés por participar en concursos del sector.
El equipo, según la arquitecta Paola Álvarez, obtuvo la idea de crear un oasis gracias a algunas imágenes que surgen cuando se piensa en una feria: caos, gente, calor, esfuerzo de los organizadores para que todo salga bien, el recorrido de los participantes, cansancio. El espacio se constituyó como una pausa en el camino, un lugar en el que las personas pudieran desconectarse, oler algo distinto, escuchar cosas diferentes, tener una visión contraria al estrés y el corre corre, una sensación que los hiciera alejarse del entorno.
El producto fue un espacio para recorrer, donde la gente no tenía que quedarse por mucho tiempo, donde entraban y escuchaban un sonido de selva, veían las plantas, perdían la percepción de profundidad con los espejos, cruzaban un puente por el que les caía el agua a cada lado y salían recargados y más conscientes de sí mismos. Un lugar para respirar y nada más.
Descubre más de Bassico Arquitectos.
El arquitecto y magíster en Arquitectura Crítica y Proyecto de la UPB, Julián Carmona Suárez, se unió con el artista plástico Hernán Marín para transformar un espacio gris en un lugar que aprovecha sus tres fachadas con ventanas orientadas al Este, Sur y Oeste, para mezclar el paisaje exterior con el dibujo expansivo de unas montañas opacas que se posan en los vidrios y cumplen la función de dividir los puestos de trabajo y, a la vez, trae el horizonte hacia los empleados.
Además, el diseño interior de esta oficina de 130 metros cuadrados ubicada en el piso 19 (último piso) de un edificio está basado en una biblioteca, que contiene 1.500 libros con los que cuentan los abogados del buró, que se extiende a lo largo del espacio y cubre los servicios de baños, cocinetas y archivos. De acuerdo con Julián con estos elementos se cumple, no solo con el objetivo de que el lugar sea funcional en términos de número de puestos de trabajo, privacidad y servicios, sino también con la estética como algo que influye en el sentir de los que lo habitan.
El proyecto fue realizado con el apoyo de Laura Eusse que se encargó del mobiliario, Luisa Lara que ayudó en términos de representación y Mateo Vargas quien estuvo en el proceso de construcción.
Conoce más del trabajo del arquitecto Luis Julián Carmona.
Para Francisco Ramírez, coordinador de jurados y curador de la Bienal, ser seleccionado como finalista y ganar el Premio Nacional de Arquitectura representa el obtener el reconocimiento por su obra, además de tener la oportunidad de divulgarla a través de las conferencias virtuales que se harán y del libro del evento que se publica en español e inglés, que este año también será digital.
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