Agencia de Noticias UPB – Medellín. La industria textil y de la moda ha cuestionado sus dinámicas y se ha replanteado para solucionar los retos impuestos por la contingencia sanitaria debido a la propagación del COVID-19. La reinvención en cuanto a fabricación y comercialización de las prendas de vestir ha sido una de las principales tareas de esta industria, pues actualmente el vestuario tiene un papel fundamental en la protección de la salud y la prevención de contagio.
La variable contagio estará presente en las futuras colecciones de las diversas marcas de moda. Si bien este no es un escenario en que el portafolio del vestuario cambie drásticamente, los elementos de protección a las tipologías de contagio conocidas harán presencia en las propuestas de diseño.
En palabras de Margarita Baena, docente investigadora de la Facultad de Diseño de Vestuario, se requiere de textiles con un buen filtrado y repelencia. Ahí hay tres caminos. Filtración como tratamiento para el coronavirus y la polución. Está la antiadherencia. Y, por último, los antivirales.
Adicional a esto, las marcas se han visto obligadas a modificar los métodos tradicionales que se venían utilizando en los puntos de venta físicos para cumplir con los protocolos de bioseguridad y velar por la salud de sus equipos y usuarios. Y si bien el lavado de las prendas apareció como un posible requerimiento, su certificación no es obligatoria y esta podría ser, para el usuario, una garantía de que los productos textiles que está comprando no contienen carga viral.
Este abrupto cambio fue una oportunidad para que muchas de las marcas migraran hacia la virtualidad con el fin de seguir satisfaciendo la demanda de sus clientes y, al tiempo, evitar pérdidas económicas mayores. Por su parte, Rafael Bernal, docente de Moda Comercial de la Facultad de Diseño de Vestuario de la UPB, aseguró que hoy las experiencias de marca están basadas en el acompañamiento digital, por WhatsApp e, incluso, por videollamada.
Esta situación pone a prueba la capacidad que tienen los diseñadores no solo para adaptarse al contexto que los rodea, sino que también reta su creatividad al momento de diseñar prendas que sean tendencia y, al mismo tiempo, funcionales, seguras y que le brinden una experiencia única al consumidor.
“El vestuario, los accesorios y el calzado son de los sectores de consumo que más sufrirán, pero también se ve cómo las marcas se reinventan o muestran alternativas de categorías. El teletrabajo lleva al uso de prendas más ligeras y cómodas, universos de vestuario como el leisure wear se potencia en las marcas que lo han manejado de una forma clave en sus colecciones, igualmente el consumo de prendas de seguridad, workwear, active wear se mantienen fuertes”, concluyó Bernal.
En un panorama menos accesible, pero bastante ideal, la tecnología podría convertirse en un aliado estratégico de esta crisis para la industria textil. “La alternativa es que las marcas utilicen la tecnología para desarrollar sistemas de medición y ajuste a medida como el scanner, como la superposición de imágenes en una realidad aumentada, el atelier con prenda única tecnológica con servicio a domicilio”, finalizó Baena.
Por Manuela Granda y Juan Luis Balvín, Agencia de Noticias UPB – Medellín.
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