“La vida me tenía que esperar”

Disponible en:Medellín19 ene. 2017

Alberto Piedrahita Barrientos, egresado de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la UPB, fue uno de los primeros 16 graduados de la universidad en esta carrera en 1955. Fue decano de la facultad y con mucho orgullo, se definía a sí mismo como un eterno enamorado de la UPB.

 
Alberto Piedrahita posando

Agencia de Noticias UPB - Medellín: En su memoria, aún estaban intactos los nombres y apellidos de sus 16 compañeros de Universidad, aquellos pioneros de la Ingeniería Eléctrica del país, quienes forjaron, a través de instituciones públicas, privadas y propias, la industrialización del departamento en los años 50. Recordaba historias gratas de su vida universitaria, cada alegría y cada uno de los momentos llenos de júbilo que vivió en UPB. Recuerda también aquellos que no lo fueron tanto, algunas carencias económicas y sinsabores que lo hicieron un hombre fuerte pero humilde; y que le permitieron construir paso a paso una existencia basada en la lucha y en la sinceridad.

Alberto se declaraba a sí mismo un eterno enamorado de la Universidad y se emocionaba al recordar sus inicios como estudiante del pregrado: “Empecé a trabajar en la emisora Radio Bolivariana porque no tenía dinero para pagarme la Universidad. “Moncho”, como llamábamos a Monseñor Félix Henao Restrepo, al darse cuenta de que llevaba dos días sin ir a estudiar por este motivo, me ubicó en una vacante que había en el control de la emisora”, recordaba don Alberto.

Y así fue abriéndose campo en el sector eléctrico de la ciudad. Después de un año de trabajar en la emisora, un año que aseguraba fue muy duro porque no tenía tiempo para estudiar; un compañero a quien llamaba “el demalas” le comentó que había un ingeniero electricista, que había estudiado por las internacionales, lo que hoy comúnmente se conoce como educación a distancia,  que necesitaba un dibujante.

Aunque Alberto no podía trabajar en horario de oficina porque estudiaba, convenció a don Melitón Moreno, el jefe, de que lo dejara trabajar en el tiempo que no estaba estudiando. Logró cumplirle con los trabajos que normalmente deberían realizarse en horario de oficina, en un periodo de cinco horas o menos. Pasado un tiempo, comenzó a visitar las obras a las que la empresa les hacía la conexión eléctrica, primero con don Melitón, luego comenzó a visitarlas solo y aprendió mucho, tanto que con Santiago Ramírez Soto, un amigo del colegio, compañero de estudio en Ingeniería Civil (carrera que ninguno de los dos terminó por estudiar ingeniería eléctrica en UPB) y futuro colega en Ingeniería Eléctrica, empezaron a realizar trabajos y montaron su empresa de contratos eléctricos  P&R Ltda. en 1954.

 
Alberto Piedrahita en su oficina personal

Durante 7 años, P&R Ltda. Trabajó con constancia, honestidad y eficiencia, pero en 1961, la empresa P&R Limitada y la filial (creada en 1959), se independizaron. Una nueva empresa se matriculó en la Cámara de Comercio de Medellín bajo el nombre de Equipos Técnicos Limitada - Equitel.

Empezamos representando importantes firmas de maquinaria de países como Estados Unidos, Brasil, Dinamarca, Inglaterra, Italia y Japón, importando plantas eléctricas marca Cummins”, recordaba Alberto, quien además contó que un conocido suyo, había quebrado importando maquinaria del exterior y le había insistido que se retirara del negocio antes de perderlo todo.

Equitel tiene 54 años al servicio de Colombia. Esta empresa líder en motores diésel para vehículos de transporte pesado y en plantas eléctricas de emergencia, cuenta con oficinas, almacenes, taller, laboratorio, bodega y salón para cursos en Medellín, Bogotá, Barranquilla, Cartagena, Villavicencio e Ibagué.

Su voz con dejos de nostalgia y sus pupilas brillantes, daban cuenta de una vida llena de historias, de acontecimientos y de poesía; aventuras que decidió reunir y narrar para publicar su libro “Las historias de piedra”, como lo llamaban sus amigos cercanos y algunos familiares. Tal vez de su mamá heredó el amor por la escritura, aunque sí estaba seguro de que fue ella quien hizo que se enamorara de la poesía. “Sentarse a hablar con mi mamá era una hermosura, le encantaba la poesía, leerla y contar historias del pasado. A veces, escribía cartas a sus autores preferidos, Tomás Carrasquilla y Francisco de Paula Rendón, ellos le respondían”.

Al sabor de unos “tinticos” y largas tertulias en la cafetería del bloque de ingeniería, nació Tema Libre, una columna periódica de la sección de economía que Alberto y varios compañeros, amigos de trabajo y colegas, motivados por el entonces editor de la sección de economía de El Colombiano, escribieron durante 35 años. Política, economía, educación, acontecimientos de la ciudad, Antioquia y actualidad fueron abordados desde la opinión de estos personajes. Con el pasar del tiempo, figuras públicas, políticas y académicos ilustres, fueron engrosando la lista de invitados a participar de esta columna.

Su rostro, surcado por la lucha constante de una vida que no fue fácil al comienzo, pero que le devolvió con creces cada sacrificio, irradiaba felicidad. La tranquilidad que emana al contar cada hazaña, es propia de personas que han vivido a plenitud y que han sido inspiración para otras.  “La vida me tenía que esperar”, decía Alberto, y sí, de verdad tenía que esperarlo, para devolverle algo de lo que él con tanto aliento le dio. Alberto, es ahora inspiración para quienes tocaron su vida y para quienes su vida, inspiró.

Entrevista realizada en el primer semestre de 2015.

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