Agencia de Noticias UPB – Medellín. El duelo es el proceso psicológico que se produce tras cualquier pérdida, muerte o ausencia. Es un proceso diferente que afronta cada persona, se pueden sufrir síntomas físicos y emocionales. La pandemia de COVID-19 cambió el modo en el que las personas procesan el duelo, al limitarse los rituales funerarios, los dolientes deben enfrentarse a nuevas formas de decir adiós a los seres queridos.
La experiencia emocional de enfrentarse a la pérdida es lo que se llama elaboración del duelo, esto implica que las personas tengan la necesidad de adaptación a una nueva situación.
En la actualidad, se evidencia un cambio en la forma de llevar acabo los rituales sociales fúnebres como velaciones, despedidas o ceremonias religiosas para los fallecidos por COVID-19 o cualquier otra enfermedad, ahora se deben de cumplir diferentes protocolos y medidas de bioseguridad, evitando reuniones o aglomeración de personas.
“El transporte, la cremación o inhumación de los cadáveres se deben realizar en el menor tiempo posible, cumpliendo las medidas de bioseguridad y las orientaciones que establezca el personal de salud y las administraciones de los cementerios. En cuanto a los velorios, estos están permitidos por un máximo de 12 horas y no pueden haber más de 10 personas en la sala de velaciones”, afirmó Silvia Luz Zapata Chapman, médico general de Bienestar Universitario UPB.
Hernán Darío Gil, docente antropólogo de la UPB, planteó que: “El problema de la muerte es la visión que las personas tienen frente al otro en el hecho de la muerte, el problema no es morirse, es lo que esto implica y les sucede a las personas que quedan vivas y de eso nunca se ha hablado. Cómo asumen los familiares el duelo de la muerte de un ser querido, esa ausencia y el no poder hoy en esta situación que vive el mundo despedir de las personas fallecidas”.
De este modo, se entiende como elaboración del duelo a ese proceso que le toma a las personas asumir la pérdida desde que se produce, hasta que se supera. En general se habla de algunas fases en el proceso de duelo que se deben superar.
“En la literatura se habla de habla de 7 fases de duelo, se puede decir que hay un proceso de negación, un momento de ira y otro de tristeza, algunos lo llaman depresión, también aparece la culpa y finalmente la aceptación. A nivel clínico lo que se mira es que si bien esas etapas podrían nombrase, hay diferentes posturas, pero se puede evidenciar que las personas suelen pasar por esos momentos, pero no necesariamente en el orden que los presento”, explicó Jaime Alberto Giraldo Gil, psicólogo del Centro de Atención Psicológica de la UPB.
De igual forma, Giraldo Gil agregó que “una situación que me parece muy importante, es que de alguna manera al final del proceso debe aparecer algo más allá de los rituales sociales que se tienen, debe ser una construcción más personal que permita de alguna manera resignificar la relación que se ha perdido con esa persona fallecida”.
Al pasar por este suceso las personas pueden expresar sus sentimientos de diferentes formas, algunos mediante el llanto, el silencio, temblores, escalofríos, entre otros, en ocasiones va muy relacionado a la intensidad del vínculo de los individuos.
La intensidad y la duración de este proceso se da de una forma proporcional al significado y la dimensión de la pérdida, así como de la condición fisiológica y el apoyo social que reciba la persona que afronta el duelo.
Según el psicólogo Jaime Alberto, “los tiempos del duelo están marcados por un asunto muy singular de cómo cada persona realiza ese proceso, en la literatura se encuentra diversas posturas donde se considera que los primeros 6 meses podría hacerse un buen proceso, aunque eso no quita que, si se hace en un año no este correcto, lo importante es cómo se tramita esos momentos y cómo se va resignificando esa relación”.
En todo proceso de duelo hay un asunto que es importante y son todos los procesos y rituales que se instauran desde lo social, que son los más perjudicados en estos momentos por la pandemia del COVID-19, y que tienen una gran influencia dentro de las comunidades y familias para la superación de la pérdida de un ser querido.
Resistirse porque no es solamente la perdida, sino la relación que la persona que continúa con su vida tenía con el fallecido y eso es finalmente a lo que hay que hacerle todo el proceso de resignificación.
“No sé trata de olvidar o superar porque es algo complejo, se trata de resignificar eso vínculos, ir dando paso a los diferentes escenarios y poder tener una construcción de ritual íntimo. La sociedad de alguna manera tiene algo construido, pero es insuficiente, porque se requiere de un proceso más personal”, concluyó el psicólogo Jaime Alberto Giraldo.
Por Estefanía Hernández Cavadía, Agencia de Noticias UPB - Medellín.
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