Agencia de Noticias UPB - Medellín. En El Salvador, su presidente, Nayib Bukele, inauguró un centro penitenciario, el cual ha llamado la atención por su capacidad para albergar presos y rigurosos procedimientos dentro del recinto, además de hacinamiento extremo.
El gobierno de El Salvador ha implementado políticas de seguridad para combatir esta coyuntura del país centroamericano, ya que, ante la escalada de la violencia en el territorio, el mandatario Bukele ha puesto en funcionamiento el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) con métodos rigurosos, los cuales generan opiniones dividas en la comunidad internacional.
Ante esto, el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la UPB, Nicolas Beckmann, explicó que esta estrategia le ha funcionado al presidente Nayik Bukele, ya que tanto la opinión pública como las cifras respaldan esta iniciativa. Sin embargo, el docente Beckmann se pregunta hasta qué punto esto resuelve los problemas de seguridad del país, además de cuán sostenible es el proyecto.
El régimen de excepción es una medida la cual permite proteger a la población. El actual gobierno la ha aprobado por undécima vez, ya que esto ha traído por lo menos 64 mil detenciones.
El profesor Nicolas añadió que, para El Salvador, esta estrategia ha generado buenos resultados en el corto plazo, pero la viabilidad del proyecto en un periodo largo genera dudas en varios aspectos.
Además, el docente Beckmann identificó tres factores de análisis frente a este sistema. El primero sería el dilema ético y moral de estos centros; el segundo, la sostenibilidad del proyecto y, el tercero, es qué pasará ahora con la criminalidad en El Salvador.
Desde un punto de vista humano
Las diferentes políticas y métodos que ha utilizado el gobierno de El Salvador han sido fuertemente criticadas por parte de la comunidad internacional. Diferentes organismos que velan por los derechos humanos denunciaron numerosos reportes de hacinamiento y tratos inhumanos en la cárcel.
Además, en los videos compartidos por el gobierno salvadoreño, se muestra cómo fue el traslado de por lo menos dos mil pandilleros quienes estaban esposados, rapados, sin camiseta, agachados y amontonados, lo cual llamó la atención de la comunidad internacional por la falta de humanidad en el trato.
El profesor del Centro de Humanidades de la UPB, Hernán Darío Gil, explicó que con lo que sucede en El Salvador se debe hacer la pregunta “¿por qué voy a la cárcel?” ya que desde las sociedades contemporáneas determinaron la cárcel, la cual ha sido pensada para socializar y como un mecanismo de castigo. Sin embargo, se ha ido al extremo de pensar en cárcel para todo y la visión latinoamericana cree que todo se resuelve con prisión.
Para el profesor Hernán, uno de los baluartes más importantes que deben tener las cárceles es ver no individuos sino seres humanos que han trasgredido la norma por algo, pero cuando uno ve a un ser humano la visión se transforma. Se debe realizar el ejercicio de humanizar para reconocer a los individuos.
En la última semana se dio el ingreso de más de dos mil presos al CECOT. El mandatario de este país ha dicho que estos reclusos “vivirán allí por décadas, sin poder hacerle daño a la población”. Todo esto en medio de la polémica por las presuntas detenciones arbitrarias en medio de operativos del régimen de excepción. Además, a las condiciones en las que los reclusos estarían sometidos dentro del centro penitenciario, factores por los cuales la comunidad internacional ha puesto los ojos en la situación carcelaria de El Salvador.
Camilo Arenas Urrego - Agencias de Noticias UPB
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