El cerebro alcanza su madurez a los 30 años y a partir de entonces empieza a envejecer. La alimentación es un factor clave para retrasar el envejecimiento del cerebro y posponer la llegada de enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o la demencia senil. Desde el Laboratorio de neurociencia y comportamiento del consumidor, te da algunos consejos para mantener sano el cerebro.
Para mantener sano el cerebro y garantizar que funcione bien y de manera continua, debemos estar atentos a los nutrientes esenciales que consumimos y a las cantidades de los mismos, ya que comer más de lo necesario aumenta el estrés oxidativo del organismo, lo que afecta a los lípidos, las proteínas, al ADN y al cerebro. Consumir menos comida potencia la neurogénesis en el hipocampo (encargada del aprendizaje y la memoria), aumenta la sinapsis y favorece los mecanismos de reparación neuronal.
Los materiales que componen cuatro de los neurotransmisores más importantes (la acetilcolina, la noradrenalina, la serotonina y la dopamina) nos llegan directamente de lo que comemos. Estos cuatro son de vital importancia para la memoria, la concentración, el aprendizaje, la energía y la felicidad:
El bajo nivel de azúcar en la sangre es perjudicial. El cerebro sólo funciona con un combustible: la glucosa. Un bajón de azúcar hace que los centros de energía de las neuronas (las mitocondrias) corten su fuente de energía y pueden quedar lesionadas o morir.
Por cada bajonazo de azúcar perdemos millones de neuronas.
El cortisol baja el nivel de azúcar en la sangre, estimulando una sobreproducción de insulina. De esta manera, el azúcar almacenado en el hígado se precipita al torrente sanguíneo y se convierte en glucosa, ésta entra en las células y durante unos minutos la persona se llena de energía y su funcionamiento cognitivo llega al máximo, pero luego recibe un rápido golpe en dirección contraria.
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El daño que produce la grasa en el cerebro entorpece la circulación sanguínea cerebral, ya que las arterias se obstruyen con lipoproteínas de baja densidad (LBD o LDL), (colesterol “malo”), que disminuye la elasticidad de los vasos sanguíneos al cerebro.
En resumen, cuidar de nuestro cerebro es esencial para una vida plena y saludable. La elección de una alimentación equilibrada, rica en nutrientes esenciales para nuestros neurotransmisores, y la atención a nuestros niveles de azúcar en la sangre son pasos fundamentales para mantenerlo en buen estado siempre. Al seguir estos consejos, podemos trabajar en preservar la salud de nuestro cerebro a lo largo de los años y disfrutar de una mente activa y lúcida en todas las etapas de la vida.
Por:
Santiago Restrepo Restrepo
Doctor en Psicología con orientación en neurociencia Cognitiva Aplicada
Coordinador Laboratorio de neurociencia y comportamiento humano
1 dic. 2017
Por: Lewis Charles Quintero Beltrán
24 abr. 2017
29 sep. 2017
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