Cuando pensamos en el acto de traducir o en el oficio de traductor, es casi inevitable que nos venga a la mente la historia de la Torre de Babel, ese famoso relato bíblico que intenta explicar por qué los pueblos del mundo hablan diferentes lenguas. En ese contexto, ¿te has preguntado alguna vez cuán útil y necesario habría sido el papel de un traductor?
Sin embargo, más allá de buscar establecer si las diversas lenguas tuvieron un origen como el descrito en la Biblia o si, como lo apuntan recientes estudios, estas “evolucionaron a partir de un único lenguaje, como resultado de la migración de las poblaciones”, según lo afirma en entrevista en la BBC el profesor e investigador del departamento de Psicología de la Universidad de Auckland, Quentin Atkinson, resulta clave admitir que hoy en día, los idiomas son parte esencial de nuestra cultura.
En este sentido, nos permiten ampliar nuestros conocimientos e interactuar con personas que provienen de otras partes del mundo. Esto nos sirve para acercarnos a las tradiciones de otros países y aprender de ellas, pero al mismo tiempo para crear redes de amigos e incluso para hacer negocios.
Con todo lo anterior, y aun considerando el hecho de que quizás todos seamos, de acuerdo con Quentin Atkinson, “una familia tanto en el sentido cultural como en el genético”, todos sabemos que los idiomas son estructuras complejas que se manifiestan en los procesos de construcción de memoria histórica e identidad individual y nacional (en algunos casos supranacional), en la integración social y, por supuesto, en el desarrollo mismo de los países donde se usan.
Aunque todos podemos aprender a comunicarnos en una segunda lengua y contamos hoy con más recursos y herramientas para hacerlo, incluso muchos de ellos gratuitos, está claro que no todos podemos ser traductores: se requiere de un trabajo supremamente meticuloso y concienzudo para convertirse en uno. Por ejemplo, al trasladar de un idioma a otro una obra literaria o científica, o incluso textos de carácter técnico, la labor del traductor profesional consiste en procurar preservar con claridad y precisión la idea original del texto.
Por lo general, el trabajo del traductor exige leer, releer, escribir, corregir, editar y, sobre todo, interpretar, todo un proceso complejo que lleva a un producto final que debe ser lo más fiel posible al original.
La labor del traductor es muy poderosa: comunicar culturas. Cada lenguaje tiene sus matices que pueden parecer nimios a simple vista, pero que marcan la diferencia entre una buena y una mala traducción. Una mala traducción puede hacernos pasar un mal rato, pero también puede llegarnos a costar nuestro puesto de trabajo o incluso, hacernos arrepentir toda la vida.
En la siguiente imagen, lo que se debería haber escrito era ‘Patience is a virtue’ (La paciencia es una virtud), pero lo que dice en realidad es ‘Los pacientes es una virtud’.
En el texto Machine Learning is Fun Part 5, se nos explica cómo se programa un computador para traducir lenguaje humano y se aclara que, a menudo, este tipo de traducciones automáticas funcionan bien cuando se trata de ideas y oraciones simples que no representan ningún tipo de complejidad, pero que, al tratarse de textos que contienen construcciones gramaticales especiales, variaciones regionales o que simplemente no siguen ninguna regla específica, infortunadamente la traducción no es para nada fiable.
Veamos un ejemplo con la oración: Quiero ir a la playa más bonita.
En cuanto al proceso de aprender una segunda lengua, resulta más que obvio que con frecuencia recurrimos a la traducción, principalmente al inicio del proceso:
Aunque puede ser muy útil y confiable (para ganar confianza) al inicio, con el tiempo la traducción puede convertirse en un problema para el aprendizaje, ya que el proceso mismo de aprender involucra desarrollar la capacidad de integrar el nuevo léxico y las nuevas estructuras mentales de la forma más natural posible.
Es importante que en este proceso no nos gane la pereza ni la desidia. Como todos los procesos de aprendizaje, el de una lengua extranjera conlleva una serie de actitudes y acciones que, con esfuerzo, dedicación y constancia, nos permitirán desarrollar la competencia para interactuar con otras personas mediante un código diferente al propio.
En otras palabras, hay que evitar los facilismos y poner un poco de sí, para evitar los siguientes casos…
Así que, valoremos y demos gracias a los traductores y profesionales lingüísticos, porque es precisamente gracias a ellos que podemos disfrutar del cine y sumergirnos en nuestras películas favoritas, emocionarnos con los libros y las historias de nuestros escritores favoritos, o conocer y vivir de primera mano el devenir de la historia del hombre plasmada en las noticias que nos llegan en tiempo real desde mundos más allá de lo conocido.
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