Durante la cuarentena que se vive en tantas regiones del mundo, hay dos cosas que muchos soñamos escuchar: que podemos salir libremente de nuevo, y que los científicos lograron desarrollar una vacuna contra el coronavirus.
Desafortunadamente, en temas de ciencia (como en muchos otros) no se puede establecer una fecha exacta para resolver el problema, comprobar la hipótesis o crear la vacuna. Por lo tanto, al no poder predecir el día esperado, le propongo, a usted que está interesado en estos temas, que resolvamos algunas inquietudes para entender qué tan fácil es hacer estos preparados contra el coronavirus, o contra cualquier enfermedad, y así entender por qué es un tema tan incierto.
Empecemos por lo básico:
La química farmacéutica y magíster en Biotecnología Leidy Johanna Rendón Castrillón nos ayuda a responder la pregunta:
Lo que entonces nos deja tres términos importantes, y que debemos tener claros para poder continuar:
Se puede fabricar a partir de fragmentos del microorganismo para el cual se está diseñando. Péptidos sintéticos, es decir, proteínas que se fabrican con algunas características estructurales que tiene el mismo microorganismo que se quiere combatir. O de anticuerpos que se generan en ensayos con modelos animales. A estos se agregan otros materiales acompañantes, como coadyuvantes, estabilizadores o preservativos para incrementar la respuesta inmunológica, darle estabilidad y expandir su vida útil.
Sin embargo, sin importar los materiales o insumos que tenga, por lo regular una vez se diseña, implica cuatro momentos para probarla:
Para pasar a la siguiente etapa estos ensayos deben ser reproducibles (es decir, que el comportamiento sea muy similar en los organismos estudiados) y que los efectos adversos no vayan a ser peores que la misma enfermedad.
Estas fases no tienen tiempos establecidos, sino que están sujetas a los resultados, los cuales pueden encontrarse con que el virus mute o que los diferentes sistemas inmunológicos (los sistemas de cada individuo tienen sus particularidades) no la reciban bien, o no produzcan los anticuerpos necesarios. Para asegurarse de que esta solución llegue más rápido al sistema y así garantizar una rápida acción, por lo general se hacen inyectables intramusculares.
Una vez se superan estos cuatro momentos y se cuenta con la legalización, diferentes comités de ética deciden quiénes serán los primeros en recibirla, pero, se tiene establecido generalmente que las personas más afectadas, adultos mayores y niños, sean los primeros en protegerse, y luego el público de otras edades hasta lograr un cubrimiento total.
Por lo tanto, para desarrollar este tipo de soluciones se necesita un equipo interdisciplinar donde participan desde médicos, biólogos, químicos, microbiólogos, hasta estadísticos, virólogos, epidemiólogos y farmacéuticos, entre muchos otros.
En conclusión, lo más importante para hacer una vacuna es conocer muy bien el microorganismo que está causando el daño y así tener las herramientas para saber qué lugares puede invadir, cómo infecta, cuál es el anticuerpo necesario para combatirlo, entre otras particularidades que permitan hacerla más precisa.
La bacterióloga y especialista en Hematología Lina María Martínez Sánchez nos explica cuáles son los principales tipos:
Todas estas tipologías están siendo probadas por los 142 equipos de investigadores (dato de la Organización Mundial de la Salud al 23 de junio del 2020) que se encuentran en ensayos contra el COVID-19. La empresa americana Moderna, que comunicó haber empezado con las fases de pruebas en humanos, hizo su fabricación de tipo ARN mensajero.
En días pasados, seguro vio reportes sobre el hallazgo de una enzima principal del COVID-19, por parte de científicos alemanes y que además obtuvieron un compuesto para inhibirla. Como he tratado de explicar a lo largo de este texto, encontrar la enzima no es lo mismo que encontrar una vacuna, ya que una enzima es una molécula que normalmente acelera las reacciones químicas. Sin embargo, este es un gran paso puesto que, como también mencioné anteriormente lo más importante es conocer muy bien el microorganismo que está causando el daño. Entonces, lo que estos científicos hicieron, fue inhibir la capacidad de replicarse que tiene el virus, es decir que ya conocen cómo lo hace y de qué manera pueden detener este proceso.
Por lo tanto, no quiere decir que con este resultado ya se tenga la solución, pero sí que estamos un poco más cerca dentro de todo este paso a paso.
De manera que elaborar estas preparaciones no es un proceso sencillo y tiene muchas implicaciones como las que ya revisamos, además de sus posibles efectos secundarios, por lo cual se encuentran detractores o movimientos antivacunas. Lo cierto es que como dice Richard Conniff “no podemos permitirnos olvidar cómo era el mundo antes de las vacunas” y, por lo tanto, nos queda agradecer a todos los científicos, investigadores y expertos que participan en su fabricación, incluso a los voluntarios y hasta a los animales que las hacen posible.
Las expertas Rendón Castrillón y Martínez Sánchez, también docentes de nuestras facultades de Ingeniería Química y Medicina, respectivamente, concluyen qué tan fácil sería llegar a esta vacuna:
En definitiva, solo queda esperar a que se encuentre una solución o que pase algo mucho más natural… como este milagro científico.
El equipo de investigadores de la UPB también se suma a la lucha contra el coronavirus con diferentes investigaciones para apoyar el desarrollo de mascarillas N95 y N95 con protección antiviral y, al tiempo, promueve la toma de decisiones informadas a partir de modelos matemáticos.
Nota aclaratoria
Este texto compromete la opinión de la autora que lo realiza; este no refleja necesariamente la posición del Programa de Divulgación Científica o de la Universidad Pontificia Bolivariana.
Por: Marcela Echeverri Farley
9 jun. 2020
Por: Gabriel Lotero-Echeverri
29 may. 2020
Por: Claudia Patricia Gil Salcedo
8 may. 2020
Resolución 020198 del 31 de octubre de 2024 por un periodo de 8 años
Universidad sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional.
Otorgado por el Ministerio de Educación Nacional. Nit UPB: 890.902.922-6. Todos los derechos reservados