— “¿Y cuál es la sentencia?”
Preguntó el viajero al oficial de la colonia penitenciaria, quien se apresuró en responder:
—“Nuestra sentencia no parece severa. Al condenado se le escribe en el cuerpo, con la rastra, la disposición que él mismo ha violado. A este hombre, por ejemplo, se le escribirá en el cuerpo: ¡Honra a tus superiores!” (Kafka, 2012, p. 136).
La rastra penetra la carne viva de los juzgados, inscribiendo la culpa, cada vez más honda, con meticulosa legibilidad. Durante las primeras seis horas, el atormentado padece el dolor de sus heridas, y con el transcurso de los días y los años apenas tiene aliento para gritar. Ya no ocurre nada más; la sentencia ha atravesado el cuerpo del condenado. El procedimiento es tan inhumano como eficaz. No hay duda, advierte el explorador ante el castigo. La máquina se compone de dos clases de agujas, acompasadas rítmicamente en su función. “¿Comprende el funcionamiento?”, pregunta el oficial (Kafka, 2012, p. 140). Mientras la larga perfora el dorso del individuo, vertiendo la tinta negra de la fórmula judicial, la corta limpia la carne y mantiene leíble la inscripción.
penitenciaria de Kafka, que engulle y mata a sus condenados mediante la sentencia de “indudable culpabilidad”, se hace consistente en nuestra realidad en virtud del creciente “sentimiento de peligrosidad” de los condenados. La inscripción se desplaza del cuerpo a la psique, formando y transformando la subjetividad del individuo hasta hacerlo capaz de cumplir la función que se espera de él: criminal, anormal, desviado. El rótulo tacha lo singular, el devenir ilimitado, confinando al ser a una categoría de lo bestial que se superpone al nombre propio hasta lograr su desaparición.
La potencia humana y sus múltiples posibilidades sucumben ante el procedimiento penitenciario, que se resiste a la contingencia y al azar; la novedad de lo distinto. Su lógica es el rechazo de la diferencia, lo innombrable, lo inclasificable, y su conquista radica en el control definitivo de todo pronóstico de peligrosidad. Toda etiqueta reprime la invención, la bifurcación, la imprevisibilidad; la potencia de ser. Grabar el cuerpo y la psique del individuo significa negar la posibilidad de creación y de variación, limitándolo a la mera reproducción y la repetición de lo dado.
El mundo kafkiano nos estremece porque se ajusta estructuralmente a nuestra realidad carcelaria en Colombia. Al igual que el viajero de En la colonia penitenciaria, aunque exceptuando su ajenidad frente a lo humano, nos acercamos al Programa Especial de Cambio (PEC) del Complejo penitenciario y carcelario El Pedregal, en San Cristóbal Medellín, disolviendo las fronteras de la abstracción que nos separan del mundo de la vida, localizándonos, por las mismas razones, bajo otra comunidad de lo sensible, cuya conciencia se forja mediante las palabras de otro narrador, distinto al gendarme y el explorador: el propio autor, el biógrafo.
Las palabras cruzan la vida constituye una poética de la invención, la disrupción, el reencantamiento de sí mediante el recuerdo, la memoria y la ensoñación, que detiene por un instante el eterno retorno del tiempo carcelario, por medio de un texto narrativo. A diferencia de krónos, el tiempo del encierro, que devora lo propio mediante la sucesión regular y repetida del momento, Kairós, el tiempo biográfico, instaura el azar y la oportunidad, tan poético como transgresor, donde aparecen los rostros y se alza la voz de 90 individuos que se nombran a sí mismos, evocando y recreando un mundo que les pertenece (38 hombres y 43 mujeres participantes del PEC y 9 talleristas-universitarios) (Ruiz, Rincón, Hoyos, 2019).
Esta experiencia biográfico-narrativa, que excede lo teórico y lo metodológico, se configura en una práctica ética y estética que convoca a biógrafos, participantes y talleristas, en un espacio plural y común de nombres, significados, sentimientos, anhelos y dolores compartidos. Nada nos resulta ajeno en la experiencia, porque la palabra emerge en su radical humanidad.
La narración de lo vivido configura una comunidad de la singularidad donde cada narrador se proyecta fuera de sí mismo en su relación con los otros, actualizando y ampliando sus comprensiones sobre el futuro de su pasado y su presente, mientras subvierte el pronóstico de repetición criminal. Estar privado de la libertad implica ser despojado de la posibilidad de pertenecer a la trama humana donde el individuo deviene homo-homo en virtud de sus lazos con otros: existir es coexistir, ser en-común, estar con-entre otros (inter homines).
La experiencia plural y las interpretaciones compartidas constituyen los anclajes éticos de esta práctica universitaria, que tiene como propósitos rescatar lo humano y habitar la vida con/entre otros en los espacios del encierro carcelario. La vida es movimiento y creación de vínculos, y nada resulta menos extraño a la condición biográfica, humana.
El encuentro narrativo nos permite enunciar y enlazar las palabras que cruzan sus vidas y las nuestras en virtud de sus múltiples semejanzas; las palabras son palabras humanas: las suyas, las mías, las nuestras. He aquí nuestra común humanidad.
Los hombres, por su parte, aludieron a los pequeños milagros, los pequeños gestos de fuga, que les permite subvertir el tiempo de la repetición:
La escritura biográfica de los detenidos simboliza en acto la posibilidad de hablar en medio de la impotencia del encierro, la soledad, la añoranza.
Cada palabra testimonia el afán de los participantes por preservar su humanidad, y comunicarla al mundo.
La palabra se convierte en un llamado capaz de restaurar la interacción con otros; los vínculos humanos salvan al condenado de su propia desaparición. El tiempo kairológico, biográfico, implica la posibilidad de devenir en un futuro con los demás, transformando el rechazo, el desprecio y el anonimato contenidos en el rótulo de peligrosidad, que suspende, aunque no definitivamente, la potencia de invención. Esta tarea rememora el papel de la universidad, en general, y de las humanidades, en particular, en tanto ellas poseen la fuerza y la capacidad para dotar al espíritu y al corazón humanos de nuevos recursos de interpretación y de acción en su relación con la vida (Ruiz, 2013, p. 9).
Referencias
Si quiere conocer más sobre esta investigación, lo invitamos a leer el artículo Reintegración y resocialización, compromiso de todos, en la Revista Universitas Científica Vol. 22 N°1.
Nota aclaratoria
Este texto compromete la opinión de la autora que lo realiza; este no refleja necesariamente la posición del Programa de Divulgación Científica o de la Universidad Pontificia Bolivariana.
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