En 2020, el cáncer de estómago constituyó la tercera causa de muerte por esta enfermedad en el mundo. Por su parte, el cáncer de colon y recto, o colorrectal, fue el tercer tumor maligno más frecuente en la población mundial, y la segunda causa de muerte.
En Colombia, desde las últimas décadas, se presenta una transición demográfica: un envejecimiento acelerado de la población, que ha incidido en el aumento de su diagnóstico. Los más frecuentes son el de estómago, pulmón, colon y recto, mama, cérvix uterino y próstata.
Para 2018 , el cáncer de estómago fue el que más vidas cobró en Colombia, entre todas las muertes por esta patología, seguido por el cáncer de pulmón, colorrectal y mama. Los dos primeros muestran un franco descenso en su mortalidad, pero el colorrectal y el de mama muestran ascenso en todo el territorio nacional.
Los factores de riesgo más reconocidos para el cáncer gástrico o de estómago son:
De igual manera, al cáncer de colon y colorrectal también se han relacionado factores como las dietas ricas en grasas y altas en calorías, que contienen poca fibra, además del estilo de vida sedentario. Raras veces el riesgo es de origen genético.
Hay factores comunes entre en cáncer gástrico y el de colon, entre ellos, se destacan el bajo consumo de frutas, verduras y fibra.
Estudios recientes hablan de factores protectores que ayudan a disminuir la probabilidad de desarrollarlos. En un trabajo de los investigadores chinos Lei Huang, Lei Chen, Zhong-Xuan Gui, Shun Liu, Zhi-Jian Wei y A-Man Xu, publicado en el 2020 por la revista Journal of Cancer , en el que se llevó a cabo un estudio de casos y controles con 604 pacientes, se determinaron cuáles son los hábitos de vida y de alimentación asociados con la aparición del cáncer gástrico, con el fin de implementar estrategias preventivas basadas en evidencia científica.
Estos investigadores encontraron que pacientes con consumo regular de alcohol tienen una probabilidad del 71% de desarrollarlo y aquellos que fuman del 69%. Adicional, el consumo de carnes procesadas, encurtidos y alimentos ahumados y horneados también se asoció, de manera significativa, con la aparición de la enfermedad.
Por otro lado, encontraron que el consumo de verduras, frutas, fríjoles, cereales, tubérculos, algas, salsa de soja, vinagre, cebolla, ajo, pimienta y jengibre, disminuyen las probabilidades de desarrollar el cáncer de estómago. En el siguiente gráfico se encuentran algunos de los principales consejos que derivaron de este estudio.
Por otro lado, el Instituto Nacional del Cáncer (NCI por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, asegura que los dos factores protectores más importantes para la prevención de cáncer gástrico, dada su alta evidencia científica, son: dejar de fumar y corregir a tiempo la infección por Helicobacter pylori, cuyo tratamiento incluye el uso de antibióticos, vitaminas y algunos suplementos dietarios. De igual manera, es importante prevenir su aparición con acciones como lavarse las manos antes de comer y después de entrar al baño, consumir alimentos preparados en casa con buenas prácticas higiénicas y beber agua potable.
La vitamina E es otro compuesto quimioprotector presente en aceites vegetales de fuentes como la soja, el girasol y la oliva; además, se encuentra en nueces, semillas y algunos cereales. Así mismo, el selenio que se puede obtener principalmente de las verduras, las nueces, pescado, mariscos, carnes rojas, granos, huevos, pollo y ajo. Los probióticos hacen parte de la gama de ingredientes que ayudan a disminuir la colonización de bacterias dañinas y estimulan la producción de sustancias quimioprotectoras.
A pesar de que aún no se cuenta con tratamientos efectivos para el manejo del cáncer gástrico y colorrectal, podemos implementar medidas fáciles en nuestro estilo de vida para disminuir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Es verdad que existen factores de riesgo prevenibles, como se acaba de mencionar, pero también existen otros que no pueden serlo, como los antecedentes genéticos. Por ello, una vez diagnosticada la enfermedad, existen varias estrategias terapéuticas, que incluyen la remoción quirúrgica del tumor o de una parte del órgano afectado, y quimioterapia, ya sea antes (neoadyuvante) o después (coadyuvante) de la cirugía, para eliminar las células cancerígenas remanentes y evitar la progresión de la enfermedad a otros órganos y tejidos.
Debido a la importancia del tratamiento farmacológico con quimioterapéuticos, muchos investigadores en el mundo han enfocado su atención en mejorar su efectividad a través de diferentes estrategias como:
Con relación a la estrategia de encapsulación, investigadores del Grupo de Investigación sobre Nuevos Materiales (GINUMA), de la Universidad Pontificia Bolivariana, trabajan en un proyecto para evaluar la nanocelulosa bacteriana como agente encapsulante de compuestos químicos y sintéticos, para el tratamiento del cáncer de colon y estómago, que hace parte del programa NanoBioCáncer de Colombia Científica.
En esta investigación se estudian diferentes sistemas de encapsulación, que consisten en depositar un principio activo con función anticancerígena en nanocelulosa bacteriana, capaz de proteger el medicamento frente a condiciones ambientales y fisiológicas, mejorar su biodisponibilidad (cantidad de principio activo que llega al sitio de interés, en este caso, colon y estómago), optimizar el tiempo que demora en llegar allí, aumentar el tiempo que dura en el cuerpo y permitir que el medicamento interactúe solo con las células cancerígenas para que no afecte tejidos sanos y, así, mejore su efectividad.
Pero, ¿qué es la nanocelulosa bacteriana? Es un material a escala nanométrica producido por una bacteria llamada Komagataeibacter medellinensis, aislada en los laboratorios de la Universidad Pontificia Bolivariana, que tiene muy buenas propiedades físicas, químicas y biológicas. Dada su versatilidad y fácil procesabilidad, se han desarrollado diferentes tipos de encapsulados con presentaciones en polvo, películas, hidrogeles y suspensiones, modificada químicamente, o en su forma original, para aplicaciones tanto en cáncer de colon como de estómago.
Así, se han encapsulado en estas plataformas basadas en nanocelulosa bacteriana compuestos como el 5-fluorouracilo, que es el quimioterapéutico más utilizado en el ámbito clínico; y otros naturales, como la genisteína, la curcumina y el extracto de agraz, que también han evidenciado potencial anticancerígeno en estudios celulares y animales. Los diferentes desarrollos muestran una liberación controlada durante más de 48 horas, ya sea en el estómago o el colon. Gracias a ello, se ha mejorado la efectividad anticancerígena de los compuestos mencionados en modelos celulares de cáncer.
Con estos hallazgos se abre un inmenso campo de investigación en el área de la encapsulación con nanocelulosa bacteriana. A futuro, esta materia prima podría utilizarse en múltiples sistemas para el desarrollo de fármacos, incluso, podría pensarse en terapias personalizadas, según las particularidades o necesidades de los pacientes. En definitiva, estas investigaciones son una puerta de entrada para que entes reguladores como la Food and Drug Administration avalen el uso de este material para aplicaciones en seres humanos, que repercutan en mejores condiciones de vida para todos.
En este video conocerás otro método que se investiga en el programa NanoBioCáncer:
Este texto es una iniciativa de apropiación social del conocimiento de la convocatoria para el fortalecimiento de proyectos en ejecución de CTei en ciencias de la salud con talento joven e impacto regional de Minciencias, en el marco del proyecto de investigación: Evaluación de la nanocelulosa bacteriana como material encapsulante para la protección y liberación de compuestos naturales y sintéticos para la quimioprevención del cáncer.
Foto portada: Divulgación Científica y Comunicaciones UPB
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