Apreciado lector, tal vez usted, al igual que yo, durante estos meses que llevamos viviendo en el marco de esta emergencia sanitaria, ha tenido la necesidad de acudir a servicios médicos.
Hoy, quiero compartirle mi experiencia como usuaria de lo que se denomina técnicamente telemedicina, y algunas otras cositas que le pueden ayudar a optar por este modelo, si aún no lo ha hecho.
En mi caso, soy hipertensa, entonces, según las instrucciones médicas y la evidencia científica, hago parte de ese selecto grupo de riesgo para contraer el COVID-19. Razón de peso para estar muy atenta y en constante seguimiento de mi condición, pero, con las debidas precauciones que exige la situación actual.
Al ver que esta situación iba para largo, como se dice coloquialmente, no había de otra; llamé a mi aseguradora y pedí una cita con mi internista. Todo iba normal hasta que dicen: “… La secretaria la llamará al celular minutos antes para recordarle la cita y la doctora se verá con usted por Teams, en una videollamada”. ¿Control de hipertensión por Teams? Fue mi primera reacción, pero, bueno, había que darnos la oportunidad.
Pues, sí señores, entró la llamada de la doctora y empezó la cita. Cámara y micrófono activados, por supuesto. Y ahí estaba el médico en la pantalla de mi computador. Con su bata puesta, tal cual como si estuviéramos en el consultorio. Luego del saludo, comenzó el interrogatorio que le permite a los doctores investigar cómo nos sentimos, y que los conduce a tomar acciones o decisiones posteriores. En mi caso, me ordenaron una serie de exámenes de laboratorio y un monitoreo ambulatorio de presión arterial, para tener una información completa y suficiente de cómo me encontraba.
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No habíamos colgado la llamada y ya la doctora me había enviado a mi correo las órdenes y demás instrucciones para los exámenes, con la indicación de que apenas tuviera los resultados, los revisábamos en una nueva cita.
La respuesta es no. El director científico de la Clínica Universitaria Bolivariana (CUB), médico e investigador, Juan Guillermo Barrientos Gómez nos explica:
Volvamos a mi cita. Los exámenes que exigen toma de muestras bajo ciertas condiciones y protocolos, los hice de manera tradicional y me desplacé a los lugares adecuados para ello. Lo mismo hice con el mapa o Holter, que le da a mi internista certeza sobre el comportamiento de mi presión arterial, durante 24 horas. Este examen, en sí mismo, es a su vez otro ejemplo de la telemedicina, porque permite la captura de unos datos mediante cierta tecnología, que luego, en forma asincrónica, un especialista lee y analiza para tomar decisiones.
Hay casos en los cuales el paciente debe acudir o desplazarse a otro lugar, pero, es posible combinar los modelos de atención, siempre pensando en el bienestar de la persona.
Un modelo de atención se refiere a la forma como los actores planean, organizan y prestan un servicio. En el país la forma de trabajar y abordarlo fue tradicionalmente responder o atender la enfermedad. Con la entrada en vigencia del Modelo Integral de Atención en Salud (MIAS), que se viene implementando desde 2016, el país avanza hacia un modelo de atención preventivo que permita, de manera temprana, identificar posibles riesgos para poder intervenir. Es decir, un modelo de atención que gestiona el riesgo.
En mi cita médica podemos ver cómo se combinan y ajustan los elementos en el modelo de atención. El docente investigador Ever Augusto Torres Silva, líder de la línea de trabajo bioingeniería del foco Salud, nos lo explica así:
Para atender de manera efectiva la emergencia sanitaria desde la prestación de servicios, el Gobierno expidió decretos para reglamentar y asegurar la continuidad del servicio. Uno de ellos fue el documento denominado Telesalud y telemedicina para la prestación de servicios de salud en la pandemia por COVID-19.
Al consultar sobre este tema con el doctor Barrientos Gómez, destacó que: “El salto que ha dado toda la atención remota es gracias a este virus, que nos permitió no sólo a la Clínica Universitaria Bolivariana sino a muchas instituciones, tomar acciones y ver los beneficios, romper una resistencia natural que hay en los profesionales y pacientes”.
“Hay grandes concentraciones en las ciudades capitales y llegarle al paciente, es llegarle a su casa”, concluye Juan Guillermo Barrientos Gómez.
De nuevo en mi consulta. No puedo terminar mi historia sin destacar que la telemedicina me ha permitido, a lo largo de estos casi seis meses, estar en contacto con mis doctores, monitorear mi estado y participar de manera activa -mediante mi autocuidado- con las recomendaciones y orientaciones que me brindan los especialistas.
Y como afirma el investigador Torres Silva: "Vamos a ganar en el tema de la inmediatez, en la captura de señales, recepción de información, monitoreo y seguimiento de pacientes, detención oportuna de ciertos riesgos. La telemedicina llegó hace mucho tiempo, se ha quedado y hemos dado un brinco superior con la crisis que estamos viviendo porque el no podernos tocar por obligación, nos ha invitado a pensar que hay otras formas”.
Para hablar de antecedentes en la Universidad es preciso revisar el trabajo hecho por la Escuela de Ciencias de la Salud, sus facultades y grupos de investigación y lo logrado por la CUB. Podemos, entonces, afirmar que la experiencia se puede revisar desde las siguientes líneas de trabajo:
Si desea conocer con detalle las investigaciones y desarrollos tecnológicos en este campo, lo invito a leer los artículos: Un "hada" madrina para la salud de las maternas y Promoción y prevención: estímulos para la salud publicados en la revista Universitas Científica de la Universidad Pontificia Bolivariana.
Tomado de Giphy
Conozca el Modelo Integral de Atención en Salud (MIAS)
Foto portada: Oficina de Comunicaciones - Clínica Universitaria Bolivariana
Nota aclaratoria
Este texto compromete la opinión de la autora que lo realiza; este no refleja necesariamente la posición del Programa de Divulgación Científica o de la Universidad Pontificia Bolivariana.
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