Ante un ritmo acelerado de nuestra agenda diaria, repleta de actividades, obligaciones y responsabilidades, ¿es posible considerar que estos son esos elementos que caracterizan un estatus laboral exitoso? Ya sea por elección personal o por la excesiva carga laboral, que nos obliga a hacer extensivo al hogar acciones que corresponden al trabajo.
En estos momentos de evolución constante y rápidos cambios contemporáneos, el estrés es un elemento tan adherido a nuestra experiencia diaria, que es complejo detectarlo al punto de prevenirlo o identificarlo a tiempo.
Imagínese una mujer de 35 años, madre de tres hijos de 12, 7 y 4 años, gerente de una entidad privada, esposa y docente catedrática en sus horas extralaborales, responsable de las actividades del hogar y, además, con padres añosos dolientes de enfermedades crónicas que demandan atención y cuidados.
No es descabellado imaginársela corriendo de un lugar a otro, cumpliendo horarios propios y los de su familia, con el celular adherido a su cuerpo, respondiendo todo el tiempo de manera inmediata, haciendo esfuerzos para cumplir con compromisos, facturas, actividades escolares, citas, reuniones en medio de un caótico día en el que el tránsito está bloqueado, las personas no cumplen horario, los sistemas no tienen red y las consultas médicas están atiborradas.
Para rematar, todo lo debe solucionar en cuestión de horas para que su agenda no se vea afectada y no colapse de un momento a otro en medio de la vorágine que sería posponer algún compromiso por estar incapacitada o enferma, haciendo que sus múltiples obligaciones se represen y no cumpla diligentemente con sus compromisos.
Tomado de Giphy
Si su respuesta es sí, apreciado lector, le cuento que usted puede estar entre el grupo de persona que considera que el descanso y el ocio son improductivos o, incluso, un lujo, y es posible que piense que no puede identificar con facilidad cuánto se expone a si mismo a niveles exagerados de estrés físico y mental que pueden ser contraproducentes para su bienestar general.
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Cuando los niveles de estrés son crónicos y se prolongan por mucho tiempo, pueden afectar el bienestar y la salud de una persona. Sin embargo, la clave para prevenir e intervenir a tiempo esta situación, está en identificar e implementar estrategias de manejo a tiempo. Es pertinente comprender que todas las personas necesitan aprender a prevenir y controlar el estrés.
Quien no lo hace, puede poner en peligro su salud y su tranquilidad, mientras que quien conoce y pone en práctica acciones adecuadas para prevenirlo y afrontarlo puede disfrutar de un estilo de vida más sano y satisfactorio.
El estrés es una respuesta biológica del organismo ante la necesidad de responder a las demandas del ambiente en el orden de adaptarse y sobrevivir. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés como “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción” en otras palabras, es un estado de alerta necesaria para responder.
Volvamos a nuestro ejemplo. ¿Cuándo ella podrá darse cuenta de que está bajo niveles de estrés constante?, ¿es capaz de identificar los síntomas físicos relacionados con el estrés?, o, quizás, está tan habituada a su ritmo de vida, que al sobrevivir el día a día, no reconoce el agotamiento físico y mental y reinicia sus días con igual o mayor número de actividades. El no reconocer el agotamiento es quizás el primer factor de riesgo para padecer del síndrome de agotamiento o Burn out.
Según la bióloga, Sandra Torrades, en su nota editorial publicada para el portal de divulgación sanitaria de Elsevier:
Fue reconocido dentro de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-11), en junio de 2018, la cual, entrará en vigor en 2021.
Así como las implicaciones del estrés en el bienestar general de las personas, específicamente de los trabajadores.
El concepto es acuñado por Freudenberger, en 1974, cuando observó que, en un grupo de trabajo de una clínica para toxicómanos, luego de 10 años realizando actividades de alto nivel de estrés, horarios extendidos, y pocos espacios de descanso, experimentaban pérdida progresiva de la energía, idealismo, empatía con los pacientes, además de agotamiento, ansiedad, depresión y desmotivación con el trabajo.
Tomaron varios años para que esta patología fuera reconocida como una enfermedad que afecta la productividad laboral, funcionalidad, la salud física y mental, identificando al agotamiento emocional, despersonalización y la escasa realización personal como sus síntomas centrales, de los que pueden derivarse múltiples afectaciones.
El síndrome de Burn out, es quizás el ejemplo que ilustra con mayor claridad la importancia del cuidado de la salud mental en un mundo altamente demandante, puesto que nos evidencia que a pesar de tener la capacidad de responder a todo lo necesario, excediendo y exponiendo nuestra mente y cuerpo para lograr las metas que se proponen en tiempos record.
El cuerpo responde a la carga desmedida de actividades al punto del colapso orgánico y emocional que algunas ocasiones puede ser irrecuperable, empero, las personas pueden no llegar a parar hasta cuando no pueden más, y eso puede traducirse a enfermedades y alteraciones de alta gravedad, sacrificando su calidad de vida bajo la búsqueda constante de productividad y ganancia económica.
En el Día Mundial de la Salud Mental, este 10 de octubre de 2020, bajo una reflexión concienzuda sobre el momento histórico que atraviesa el mundo, desafiada por retos inimaginables, que han aumentado niveles de Burn out en profesionales de la salud y en otras esferas, se invita a la sociedad en general pero, sobre todo, a la comunidad científica y tomadores de decisiones en la política pública a: impulsar un aumento a gran escala de la inversión en salud mental.
La Universidad Pontifica Bolivariana se une a estos esfuerzos desde sus principios misionales, a través de la estrategia de los focos, la cual consiste en la priorización de procesos académicos, científicos y tecnológicos que permiten generar un elevado impacto social, acorde a la identidad humanista pero innovadora, necesaria para brindar a la comunidad en general respuestas a las problemáticas y retos actuales que el mundo enfrenta, como lo es la salud mental.
De esta forma, desde la línea de Salud Mental y Contextos, investigadores cualificados que representan el trabajo interdisciplinario bajo una comunidad científica de naturaleza multicampus, desarrollan estudios e investigaciones que propenden brindar aportes pertinentes en relación a la salud mental en los diversos contextos en el que se desenvuelve el ser humano. Entre ellos, el ambiente laboral.
Por medio de estos esfuerzos, la Universidad Pontificia Bolivariana espera dar soluciones que permitan la promoción, prevención e intervención en la salud mental, y aportar conocimiento pertinente para que personas, como nuestra mujer de 35 años, puedan identificar a tiempo las medidas necesarias para prevenir, por ejemplo, un síndrome de Burn out que impacte su calidad de vida, su salud física, su productividad y su propio bienestar y el de toda su familia.
Portada: Natalí Tabares Ramírez
Ana María Romero Otálvaro es coordinadora del Laboratorio de Psicología del Programa de Psicología de la seccional Montería de la UPB. Puede conocer aquí algunas de sus investigaciones.
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