Pienso que se nos ha olvidado el hecho de que, generalmente, los estereotipos están basados en un conjunto exagerado de prejuicios, individuales o sociales, hacia una persona o un grupo, que parecen compartir características, capacidades o habilidades. En esos ideales prejuiciosos confluyen aspectos (positivos y negativos) que, como buenos ideales, distan de las realidades y establecen categorizaciones, sarcófagos mentales de los cuales es difícil salirse.
A lo largo del año he participado de diferentes actividades académicas, que me han confrontado frente al estereotipo del científico, y de la comunidad de científicos de Colombia. En tales reuniones he percibido el tufillo de magnanimidad hacia "los científicos", personajes que han sido dotados de poderes intelectuales extraordinarios, que por cuenta de dichos poderes han conseguido formarse en renombradas instituciones de educación superior (en el ideal colectivo, muchas son en el exterior, porque las propias aún generan cuestionamientos) y que tienen la responsabilidad de jalonar el progreso de la comunidad. El experto que tiene las respuestas apropiadas cuando es consultado y que por el solo hecho de ser experto poco sabe de errores.
Sumado a lo anterior y como si aún tratáramos de comunicar conceptos de ciencia llenos de referentes de magia, abundan las imágenes en medios de comunicación pública y universitaria (fotografías y otras representaciones del arte gráfico) de personajes de batas blancas (ultra blancas) que sostienen tubos con sustancias traslúcidas coloreadas o los que dejan entrever miradas sospechosas con un ojo, mientras con el otro examinan algún artefacto óptico (telescopio, microscopio, o lupa).
No puede faltar el contexto, y para ello, la imagen deberá estar acompañada de mesones de trabajo en el que, diferentes herramientas y útiles se encuentran dispuestas para ser usadas al beneficio del descubrimiento. Esta imagen se ha repetido desde tiempos anteriores a Lavoisier en el siglo XVIII y aún tiene vigencia en nuestro contexto nacional. Hasta el punto que cuando deseamos comunicar los hallazgos científicos resulta indispensable poner en evidencia sus instrumentos.
Hacer ciencia es otra vaina diferente a eso que describo en los párrafos previos. Hacer ciencia es más que un juego divertido con frasquitos, computadores, dispositivos de medición u otras cosas parecidas. Es ante todo un asunto de escribir con argumentos.
La inspiración no es la fantasía, sino la razón y el conjunto de hechos ciertos, que van transitando entre evidencias irrefutables; presentando las interrelaciones que existen con otros fenómenos asociados.
Los artefactos sirven para obtener algunos datos, enmarcados en sistemas lógicos de pensamiento, que por sí mismos no constituyen nada. Los datos deben ser procesados y encuadrados en contextos para producir alguna información. Hacer ciencia es escribir conocimientos cuidando de ser originales, y si no se es, no es pecado, siempre y cuando se le den los créditos a aquellos que corresponden.
La actividad de hacer ciencia en Colombia aún se encuentra en proceso de maduración. Llevamos un poco más de 30 años de estar atendiendo el asunto con cierto nivel de seriedad y compromiso social, siendo notable el crecimiento desde comienzos de este siglo. Los esfuerzos colectivos de diferentes actores públicos y privados han permitido la conformación de un ecosistema que permite en alguna medida un desarrollo de la ciencia. Un conjunto de personas que escriben conocimientos en forma arriesgada, pero que escriben, bien sea, leyes, políticas, programas, propuestas de investigación, libros, artículos, entre otros . Son esos los que día a día contribuyen con el avance de la ciencia en ésta y otras regiones.
El camino de hacer ciencia es largo, entre otras cosas porque escribir, a su vez, trae la demanda de leer y releer. Y esto suele costar mucho más en regiones como la nuestra donde, aún la voz y la imagen del experto prima en importancia. Por fortuna... y a pesar de lo largo, vamos poco a poco acortando el camino.
Si quiere conocer más sobre las reflexiones de este docente investigador de la Facultad de Ingeniería Mecánica, haga clic aquí y conozca La ciencia detrás de la fractura de espaguetis.
*Autora ilustación entrada: Maria Alejandra Múnera
Nota aclaratoria
Este texto compromete la opinión del autor que lo realiza; este no refleja necesariamente la posición del Programa de Divulgación Científica o de la Universidad Pontificia Bolivariana.
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