La Misión Internacional de Sabios recomendó, en el 2019, trabajar en una política pública que permita el desarrollo de una estrategia de diplomacia científica para Colombia, con la intención de formalizar y ampliar los mecanismos de cooperación internacional y las redes de colaboración con científicos y expertos en el exterior para incrementar la calidad investigativa de nuestro país y que, cada vez, sea más tangible la idea de una sociedad basada en el conocimiento.
La diplomacia científica, que surge en un contexto de retos globales, entre ellos los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se plantea tras la necesidad de conceptualizar dinámicas tradicionales de las relaciones exteriores, pero con la connotación que hoy otorga el propósito de Estado de asumir la ciencia como eje fundamental de desarrollo.
Estas redes de colaboración se gestan en espacios de conversación que, incluso, tienen matices de informalidad. Sobre la mesa quedan explícitos intereses y posibilidades de trabajo conjunto, las capacidades y la viabilidad de llevar a cabo algún proyecto. A veces, no se necesitan firmas asentadas sobre el papel, basta con la manifestación del deseo y la apuesta común. Durante el primer semestre de este año, por ejemplo, se logró un acuerdo de este tipo, que, dicho de paso, fue posible gracias a la gestión de los jefes de Estado y sus representantes. Hablamos de la expedición Pristine Seas de National Geographic.
Tras una conversación del expresidente Iván Duque Márquez, su ministro de Medio Ambiente, Carlos Eduardo Correa Escaf, y el científico Enric Sala, fundador y director del proyecto Pristine Seas, que tuvo lugar durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático del 2021 (COP26) en Glasgow, Escocia, se acordó la exploración submarina del océano colombiano.
¿Por qué? ¿Para qué? Paula Zapata-Ramírez, investigadora del Grupo de Investigación en Automática y Diseño A+D de la UPB y una de las científicas colombianas invitadas a formar parte del equipo, nos ayuda a resolver estas y otras inquietudes. La entrevista que leerán a continuación nos invita a reconocer la importancia de la diplomacia en el campo de la ciencia y el impacto del intercambio de conocimiento en pro de las problemáticas y necesidades de los territorios.
¿Por qué llegó esta expedición de NatGeo a nuestro país? ¿Cuál fue el objetivo?
Impulsar la protección de, al menos, el 30% del territorio marino de nuestro país y conservar las áreas prístinas. La apuesta de Colombia, que va en consonancia con el objetivo 14 para el Desarrollo Sostenible: conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos, es alcanzar dicho porcentaje de conservación este 2022. Para la designación de un área protegida se deben tener en cuenta no solo los aspectos ecológicos sino también los sociales. Se debe tener conocimiento sobre lo que hay y su estado. Para decir que se va a proteger una porción del territorio hay que hacer un diagnóstico riguroso y determinar aspectos como: estado de salud, cobertura, abundancia, y todo lo que conforma su estructura. Pristine Seas se convierte en una oportunidad importante para obtener datos e información que ayude a definir las figuras de protección de nuestro mar.
¿Cómo se conformó el equipo de trabajo?
Pristine Seas tiene un grupo base de científicos, cineastas, camarógrafos y fotógrafos de naturaleza. Su director es Enric Sala, y con él trabajan científicos muy reconocidos en el ámbito mundial, como el ictiólogo Alan Freelander, el ecólogo Enrique Ballesteros y Juan S. Mayorca, científico de datos colombiano, entre otros. Por parte de Colombia, fuimos convocados Julián Quintero, oceanógrafo y militar de la Armada Nacional de Colombia; Luis Chasqui, biólogo de Invemar; Sandra Bessudo Lion, bióloga y ambientalista; Robinson Mosquera, líder comunitario de Codechocó, y yo, que también soy bióloga e investigadora de la UPB. Nosotros fuimos el grupo de profesionales que participamos en la segunda parte de la expedición correspondiente al territorio marino costero del Golfo de Tribugá.
¿Cuál fue su rol dentro de ese equipo?
Mi tarea fue colectar la información de línea base sobre el estado de conservación, hacer una caracterización del territorio en términos del estado actual de esos ecosistemas marinos presentes. También era mi responsabilidad la obtención de datos relacionados con las observaciones de los organismos presentes en el mar profundo.
Escribió Julio Verne en Veinte mil leguas de viaje submarino: “¿Cómo describir las impresiones que me dejó aquel paseo bajo las aguas? Las palabras no alcanzan a contar tales maravillas”. Hoy nuestra investigadora Paula Zapata lo vive a bordo del Deepsea de @NG_PristineSeas 🧵 pic.twitter.com/4sztzNtUGU
— UPB (@upbcolombia) March 25, 2022
¿Cómo se hace la recolección de datos en el mar? ¿Qué herramientas se utilizan?
Los métodos y herramientas que se utilizan para la recolección de datos dependen de las áreas en las que se trabaje. El mar se divide en tres zonas: fótica, entre los 0 a 30 - 35 m de profundidad; la mesofótica, entre los 30 y 120 m, y afótica o zona profunda, desde los 120 m en adelante. Durante la Expedición realizamos inmersiones hasta los 340 m en el sumergible Deep Sea, que tiene un alcance de hasta 500 m. Pero, también se envían cámaras que pueden llegar hasta los 6000 m. Además, se realizan jornadas de buceo a dos profundidades: 7 y 20 m, en las que se hacen transectos: se ubica una cinta métrica en el fondo para disectar el arrecife y se toma la información a partir del conteo de los organismos presentes en esos corredores biológicos, y también se registran los signos de intervención antrópica. Este trabajo se hace por estaciones y cuadrantes para tener las estadísticas de lo que hay en el fondo. El registro se hace en tablas acrílicas y con cámaras.
¿Y cómo se preparan para “enfrentarse” al mar?
La Expedición tiene un diseño del muestreo. En jornadas de trabajo previas se determinan cuáles serán las estaciones, dónde se lanzarán las cámaras y a qué profundidad. Se estudia la batimetría; que es la cartografía del fondo del mar, un mapa del territorio marino con relación a los accidentes geográficos del fondo. Sin embargo, en el mar todo puede pasar y aunque estés preparado todo puede ocurrir. Por eso, también se toman decisiones sobre la marcha.
¿Qué puede destacarse de la dinámica de trabajo en una expedición como Printine Seas?
Destaco la capacidad del equipo directivo para obtener recursos desde el relacionamiento y la ampliación de redes de contacto, pues la investigación en el mar es muy costosa. Me gustó la manera estratégica en la que se preparó el discurso y la agenda para la visita del expresidente y la relevancia que le brindaron a un evento de carácter político. El hecho de pensar cómo lo íbamos a hacer, qué íbamos a decir y a mostrar. Cómo estructurar la información de lo que allí estaba ocurriendo para que se le reconociera su importancia. Tienen una habilidad admirable para conseguir recursos y establecer acuerdos que tienen una connotación diplomática.
Finalmente, Paula Zapata- Ramírez enfatizó en que un trabajo de diplomacia científica como el que se realiza en Pristine Seas, con tecnología y recursos suficientes, facilita la posibilidad de obtener datos para su análisis y llegar a conclusiones sobre las figuras más acordes para la protección y manejo del territorio marino costero, que debe considerar, además, aspectos sociales como las prácticas económicas de la población y la diversidad de actores con voz y voto sobre esas zonas.
Fotos: cortesía investigadora Paula Zapata- Ramírez
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