En este artículo descubrirás otras de las tantas fortalezas de Leonardo Da Vinci. Si bien es más conocido por su pintura y aportes a la arquitectura, fue un gran apasionado por la cocina y las artes escénicas. Aquí te contamos más de estos saberes.
Leonardo Da Vinci es un gran representante del Renacimiento, pues pudo aplicar todo su conocimiento de manera simultánea al arte y a la ciencia. Debido a esto tuvo muchas facetas como pintor, escultor, arquitecto y astrónomo. Todavía se le recuerda por sus grandes aportes en diferentes áreas y su capacidad para crear y solucionar problemas.
Para conocer un poco más de este personaje, consultamos a Lucrecia Piedrahita, arquitecta, curadora de arte, especialista en periodismo y política, candidata a magíster en Teoría Crítica del XVII Instituto de Estudios Críticos de México; quien fue la curadora de la Exposición Da Vinci, la cual se llevó a cabo como parte de las actividades de la Escuela de Verano Saberes UPB.
A través de ella, nos enteramos de que Da Vinci guardaba consigo más facetas de las que se podría imaginar. Gracias a él, tenemos en áreas como la escenografía y la cocina, inventos y avances que enriquecen y facilitan el trabajo aún hoy en día.
Leonardo da Vinci fue apasionado por la cocina. Junto con Botticelli, en la ciudad de Florencia, abrieron una taberna llamada La enseña de las tres ranas, de Sandro y Leonardo, allí este último traza sus primeras líneas sobre lo que en la actualidad se considera como la alta cocina. Leonardo y su compañero proponían un cambio en la forma en cómo se alimentaban en aquel entonces, disminuyendo el tamaño de la porción y teniendo en cuenta composición y color. Lucrecia nos cuenta que:
Como vemos, desarrolla varios artefactos que harían eficiente la cocina, según la curadora, Da Vinci pensaba que “al comedor, que era un acto de cultura, había que sentarse en un acto estético”.
Gracias a su incursión en la cocina, llegó a ser el maestro de banquetes de Ludovico Sforza, el gobernador de Milán de esa época. Durante este tiempo, profundizó en la escenografía y empezó a desarrollar sus ideas, en cuanto a invención de arquitectura y vestimenta. Allí se convirtió en el ingeniero, el artista, el inventor, el científico.
Las fiestas de dicha familia eran organizadas para aproximadamente 300 personas. Allí, Leonardo da Vinci empezó a ser bastante reconocido por su elaborado montaje a cielo abierto, con elementos fantásticos y una amplia variedad de vestimentas para los actores.
Posteriormente, llegó a Francia invitado por el rey Francisco I, quien le dispuso comodidades y atenciones. Bajo su reinado diseña el primer autómata, un león mecánico, el cual fue creado de tal forma que, cuando los reyes pasaran por su lado, este caminara, abriera su costillal y dejara caer flores de lis, reconocidas por ser de la realeza francesa.
Pero, ¿por qué desconocemos estas otras facetas de Leonardo da Vinci?
Son tantas las facetas de él que es complicado abordarlas todas y solo sobresale su trabajo como diseñador, arquitecto y promotor de la navegación aérea. Ahora bien, si analizamos su caso de cerca, fue la pasión la que lo llevó a crear en todas estas áreas del conocimiento. Otro aspecto que propició el desarrollo de sus capacidades fue la mirada consciente y selectiva. A modo personal, Piedrahita nos dice:
En cuanto a lo escenográfico, volvió los escenarios una ciudad viva, la mayoría de sus elementos se movían; incorporó el elemento de fantasía. A partir de ese momento, el mecanismo escenográfico comenzó a llevar un proceso ingenieril, al punto que todavía la arquitectura y el arte son tenidos en cuenta como elementos para generar conmoción entre los espectadores. Con esto, también le demostró a la humanidad que el pensamiento debe ser interdisciplinar y siempre curioso.
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