“Ten paciencia con todo lo que no está resuelto en tu corazón y trata de amar a las preguntas mismas.”
Rainer Maria Rilke
Los(as) postulantes comienzan a participar de las actividades, para registrar sus condiciones vocales. Los brazos se encuentran relajados y sueltos. Tanto sus voces como sus silencios se abrazan. Todo es permitido: Vacilar, susurrar, desafinar, dudar, improvisar, recitar y experimentar con diversos acordes. El director no existe sin los coristas, los coristas requieren del director.
Las rítmicas pulsaciones de los convidados animan la Casa. Las palabras crean nuevas partituras y los objetos preciados bailarán en ocho compases mientras, la sinfonía creada al unísono, será la droga poderosa que rompe las barreras del aislamiento.