Agencia de Noticias UPB - Medellín. La Universidad Pontificia Bolivariana graduó a 98 estudiantes de la Facultad de Trabajo Social en el municipio de Siboundoy, Putumayo. Esta es la segunda cohorte de estudiantes egresados en el departamento.
Los estudiantes pertenecen a comunidades indígenas del territorio como los pueblos Awa, Pastos, Kamëntsá, Huitoto Munuka, Inga, Kofam, Yacona, Siona y Quillasinga.
El Putumayo es un departamento multiétnico y su diversidad cultural es una de sus grandes potencialidades, lo que permite tener en el aula de clase a estudiantes indígenas, afrocolombianos, campesinos, mestizos y colonos.
Estos grados fueron de un gran valor simbólico para los estudiantes. El padre Campo Elías de la Cruz, coordinador del convenio entre el Instituto Misionero de Antropología (IMA) y la UPB, comentó que esta graduación presenta múltiples impactos en sus niveles sociales, culturales, políticos y hasta económicos: “Se está preparando gente para intervenir el campo social, para promover identidad, cultura de paz y emprendimiento. Además, se forman personas en la ética del cuidado de este bioma amazónico”.
Para el territorio, este proceso académico le ha permitido tener un desarrollo social, una adecuada construcción de paz, de valores, una apuesta por la democratización de la educación, “aunar fuerzas para apalancar un sueño”, comentó la docente Viviana.
Desde una perspectiva nacional, esta educación para las minorías representa un logro para la preservación de los pueblos étnicos con sus imaginarios culturales, creencias espirituales y valores propios.
Olga Lucía Arbeláez, coordinadora del programa de Etnoeducación de la Universidad Pontificia Bolivariana, resaltó que la universidad también le está contribuyendo al gobierno colombiano a través de estas iniciativas en cuanto al ejercicio de llevar la educación superior a territorios periféricos en donde el Estado no ha podido llegar.
Gracias a esta experiencia, no solo la Facultad de Trabajo Social es la beneficiada, sino toda la Universidad, porque recibió una cantidad de elementos que le permiten repensarse en torno a sus procesos educativos y permitiéndole recorrer nuevos territorios del país, puesto que en cada lugar donde estén estos nuevos egresados, allí también va a estar la UPB.
Esta experiencia también le permitió al docente replantear sus modelos de pedagogía. Ya no se encuentra en su escenario de clase con todo un plan de trabajo intacto; en el Putumayo, el docente tiene la posibilidad de crear, de innovar y, lo más importante, de generar un diálogo totalmente distinto con el estudiante. Silvia Castañeda, directora de la Facultad de Trabajo Social de la UPB, explicó que “el docente allí no es el dueño del saber, el docente posibilita la construcción de ese saber con la experiencia y con todo lo que le traen los estudiantes”.
Por esto, el programa de Trabajo Social enfocó su sistema pedagógico en una estrategia donde el saber teórico y la realidad de cada estudiante se unen durante todo el semestre, otorgándole al espacio de clase todas las experiencias y vivencias de sus contextos sociales, políticos, económicos y culturales.
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Por Laura Gómez Londoño, Agencia de Noticias UPB.
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